Christian Walker
Por extraño que parezca, me siento angustiado, nadie ha recibido noticias de ella, lo que para mí era un simple berrinche de mi mujer, porque sí, ella es mi mujer, ahora ya no me resulta tan gracioso.
En el rato que llevo en la oficina no he podido sacarla de mi mente ¡Esa maldita escuincla! Jamás había hecho algo como esto.
“Tú tampoco habías sido tan descarado, no, perdón, si lo habías sido. Solo que esta vez te la cogiste y ella desapareció. No amaneció a tu lado besando el piso por donde sueles caminar”, dice aquella estúpida voz que no para con su cantaleta.
Lleno de frustración, me levanto de la silla, tratando de calmarme y despejar mi mente de todos los pensamientos que me llegan, miro por el enorme ventanal de la oficina.
Apenas lo hago, mi móvil suena.
- Sí…
- ¡Ven a casa ahora mismo! –dice la persona al otro lado de la línea y no necesito ser un sabio para darme cuenta de quién se trata.
- Abuelo…
- Necesito que vengas en este preciso momento a casa. Necesitamos hablar… -dijo mi abuelo en tono bastante serio.
Ahora que lo pienso, Flor es la favorita de mi abuelo, seguramente él ya la encontró y ella está en casa, seguro que el abuelo la trajo de vuelta.
No tardé nada en llegar a casa, Catalina me recibe con una cara de preocupación, se perfecto que se avecina una discusión monumental con él.
- Chris, tenemos visitas… -dice mi nana angustiada.
Supongo que el abuelo ya trajo a Flor, si, seguro ya debe estar aquí, por un momento creo que la voy a encontrar en la sala, seguramente va a estar sentada al lado del abuelo.
Camino a toda prisa sin querer mostrar el gusto que siento, casi puedo verla, seguro está sentada en el sofá, mirando al suelo, pensando que le voy a recriminar que se haya intentado ir, pero no, solo quiero verla, quiero saber que está bien, quiero…
Rápidamente, la imagen de ella se desvanece cuando veo a mi querido abuelo Kevin Walker.
- ¡Vaya! Por fin llegas… -dice en un tono serio.
- Estaba en la oficina… Vine lo más aprisa que pude, pero si recuerdas, tengo mucho trabajo, cosa que tú ya no conoces desde hace 3 años… -digo como defensa ante sus palabras.
- Supongo que no, pero, aunque parezca que no, siempre estoy al pendiente de lo más importante que sucede en la familia y, en la compañía. -dice y sé perfectamente a quién se refiere.
- ¿Qué sucede, abuelo? ¿De qué querías hablar? —digo con cansancio.
- Hablemos de Flor y su ubicación… -dice, pero su tono no me agrada.
- ¿Qué? ¿Dónde? ¿Está de vuelta? -Suelto las preguntas asombrado, mientras miro a todos lados esperando que aparezca.
- No, hijo… Tampoco he podido localizarla… -dice mi abuelo y veo un poco de tristeza en su mirada.
- Ya le pedí a Frank que ponga a sus mejores hombres a buscarla… -digo ante lo que me hace sentir ver a mi abuelo así.
- Frank dice que la encontró, pero que,en un punto de la carretera hacia Veracruz, le perdieron la pista. –dice mi abuelo con pesar disfrazado de tranquilidad.
- ¿CÓMO DEMONIOS, ME DICES QUE LE PERDIERON LA PISTA? – Grito irritado ante su tranquilidad.
- Jovencito, modera tu lenguaje… No estás hablando con ninguno de tus lacayos, estás hablando con tu abuelo y padre… -responde molesto ante mi falta de tacto.
- ¡Perdón, abuelo! Es solo que no entiendo lo que acabas de decir… -digo y bajo el volumen de mi voz.
- ¿Recuerdas a sus amigos Matías y Blanca?
- Más o menos… Nunca los he tratado. ¿Qué tienen que ver? –digo sintiendo cómo la irritación o desesperación me invade.
- Si le hubieses puesto un poco de atención a tu esposa, sabrías que, Matías prácticamente es su hermano y Blanca su mejor amiga, supongo que les pidió ayuda para irse. –dice el abuelo y se levanta del sofá.
- ¿Cómo maldita sea se les puede perder? ¡ES UNA MALDITA ESCUINCLA! Y… LOS OTROS DOS, SOLO SON UNOS ¡MALDITOS MUERTOS DE HAMBRE! – digo evidentemente de mal humor y sin medir ninguna de mis palabras.
- ¡CHRISTIAN WALKER! ¡YA TE DIJE QUE MODERES TU LENGUAJE! ¡NO ESTAS HABLANDO CON CUALQUIERA DE TUS LACAYOS! ESOS, A LOS QUE LES SUELES GRITAR COMO SI NADA SUCEDIERA, SOY TU PUTO ABUELO Y ¡ME RESPETAS! –gritó mi abuelo, evidentemente perdiendo la poca paciencia que tiene.
- ¿Acaso no entiendes que ella se largó? Ella simplemente se fue como una maldita ladrona… -digo molesto, pero moderando mi voz.
- Ella ha demostrado que quiere irse y está determinada a hacerlo, eso es obvio… -dijo mi abuelo con resignación en la voz.
- ¡CON UN DEMONIO! ¡HARE LO QUE TENGA QUE HACER, PERO LA TRAERE DE VUELTA A SU CASA! – digo dejando claro que no la dejaré ir tan fácilmente.
- Cualquier mujer con un poco de dignidad, haría lo que Flor hizo, luego de lo que se publicó el día de ayer… -dice mi abuelo tratando de controlarse.
- ¡SON PUROS MALDITOS CHISMES! – digo siento que se me quiebra la voz.
- ¿Estás realmente seguro de lo que dices? – me pregunta y su cuestión me hiela la sangre.
Es obvio que no, es obvio que todas las putas fotografías son verdaderas. Nunca me vi en la necesidad de respetar a mi matrimonio, nunca me vi con ganas de respetarla a ella.
Ella obtuvo lo que quería, se quedó con sus tierras y yo, yo no perdí mi lugar en la compañía familiar, esto fue un ganar, ganar, así que no entiendo por qué demonios me siento de esta manera.
Tampoco puedo entender el nudo en mi garganta, esta angustia. Al principio pensé que era enojo, era coraje por sentirme burlado, pero conforme avanza el día, solo puedo ir viendo que esto se vuelve más real… Me cuesta creer que, ella se ha ido.
- Me he dado cuenta de que tú y Flor, definitivamente no están hechos para estar juntos. Lamento mucho haber creído que Flor era una chica buena para ti… -dice mi abuelo de repente.
- ¿Qué cosas dices, abuelo? ¿Te estás escuchando? -le digo ante sus palabras.
- Me escucho bien, claro y fuerte, sinceramente me siento muy mal por Flor, porque yo, al ver lo buena muchacha que era, olvidé lo pésimo hombre que eras… Solo pensé en mí, solo pensé en mi familia, solo pensé en que ella era joven y podía traer un heredero a esta familia.
Jamás me puse a pensar que tú eras un maldito bastardo que solo pensaba en sí mismo, tú solo viste a Flor como un objeto de cambio, ella conservaba sus tierras y tú, tú conservabas la presidencia, ¿Verdad?
Me siento muy avergonzado de ti, no sé qué hice mal, te dimos todo el amor que pudimos, te dimos todo lo que teníamos y creo que… Al final, tu abuela y yo, solo te malcriamos.
Lamento mucho haber hecho que Flor se casara contigo, yo sabía cuánto esa chica te admiraba. De eso, me di cuenta desde que ella tenía 15 años.
Cada vez que tenía oportunidad de acompañar a sus padres, a ella se le iluminaba el rostro cuando te veía, ¿A qué eso no lo sabías? ¿Verdad? -dice y me sorprendo ante sus palabras.
- ¿Cómo? –Es lo único que se me ocurre decir luego de aquello.
- Flor es una mujer joven, pura e inocente. Tú fuiste el mal nacido que no cumplió con el contrato, tú nunca le disté la oportunidad de formar una familia como la que realmente imaginé para ti y la que le prometí. Ahora que lo veo, creo que, irse, fue lo mejor que pudo haber hecho.
- ¡NO! ¡ELLA NO PUEDE LARGARSE ASÍ COMO ASÍ! HACE 3 PUTOS AÑOS HIZO UN COMPROMISO CONMIGO, FIRMO UN CONTRATO PRENUPCIAL… ELLA SE CONVERTIRÍA EN MI MALDITA ESPOSA Y AHORA, NO PUEDE ROMPERLO, NO PUEDE LARGARSE… -gritó con la desesperación que siento al pensar que ella realmente se fue.
- ¿Por qué, Christian? ¿Qué quieres de ella? –me pregunta y sus preguntas me sacan de mis casillas.
- ¡ES MI MALDITA MUJER! ¿ACASO NECESITO OTRA RAZÓN PARA QUERER QUE ELLA ESTÉ CONMIGO? –vuelvo a gritar molesto, porque no entiendo a dónde quiere llegar mi abuelo.
- Hijo, según lo que de tu boca no ha parado de salir, es que, de escuincla inmadura y aprovechada, no la bajas.
Técnicamente, nadie sabía que eras casado, tal vez tienes un contrato, tal vez tienes un acta de matrimonio, pero tú nunca has cumplido con ello, no me vengas a decir que ahora si lo usaras en su contra. –dice mi abuelo tratando evidentemente de mantener la calma.
Luego de que dice eso, la realidad me pega. ¿Qué demonios voy a hacer si de verdad ella se va? ¡NO! ¡Ella no se puede ir! Ella hizo un trato con los Walker y debe cumplirlo.
- ¿Qué demonios tienen todos hoy? Precisamente, es la segunda vez que escucho que me piden dejarla. – digo francamente irritado.
- De ser por mí, ahora mismo te pediría que le des el divorcio, pero resulta que ahora no podemos ni encontrarla. Frank está tratando de encontrar algun dato relacionado con Matías o Blanca, pero hasta ahora, no ha podido encontrar nada.
Solo te digo una cosa Christian, tu abuela y yo, te dimos todo pensando que con ello compensábamos la ausencia de tu madre, pero, por como veo las cosas, lo único que hicimos fue solaparte tus malditas malas decisiones.
Por lo que he decidido que, luego de ver como todo el imperio que forjé con esfuerzo y trabajo, se va a quedar en tus manos y no tendrás un heredero digno para esta familia, porque según tú, no crees en mis anticuadas costumbres.
Voy a donar todo a organizaciones de beneficencia y créeme, hablo en serio, no te quitaré las cosas que has creado por tu cuenta, pero, de lo que es mío y de tu abuela, jamás veras un quinto.
- ¿QUÉ? –grito molesto.
- ¡Ya me escuchaste…! Voy a donar todo lo que tengo a varias organizaciones que, realmente harán el uso correcto del dinero. No pienso seguir solapando el orgullo y las estupideces de un hijo que nunca ha valorado el esfuerzo de una familia que vino desde abajo.
Ahora grábate una cosa hijo, si Flor se fue, es porque ella así lo decidió. Prácticamente para mí, es como si ya te hubieses divorciado.
Tienes un maldito mes para rectificar el camino, si vuelve a surgir un escándalo más, te puedo asegurar que quitarte mi herencia será lo de menos. Te sacare del Grupo Walker & White y jamás podrás volver a poner un pie en ninguna de sus instalaciones. –dijo y luego salió de la sala.
Minutos más tarde, salgo y voy al despacho, llamo a un número que pocas veces uso, pero que cada que lo uso es muy efectivo.
- Ayúdame a localizar a mi esposa…
- Pásame los datos de ella… No sabía que eras casado… -dice la voz al otro lado del teléfono, pero no respondo a su comentario.
- Solo encuentra a Flor… -digo con cansancio, envió los datos que pidió y cuelgo inmediatamente.
Dejo caer mi cuerpo cansado en la silla detrás del escritorio, intento volver a recordar lo que sucedió anoche, me cuesta admitirlo y hasta he llegado a pensar que me estoy loco, pero lo único que viene a mi mente y que he tratado de no aceptarlo es lo que le dije… ¡Flor…! ¡Yo sí te amo…!
Harto de todo lo que siento en este momento, me levanto, tomo las llaves de mi auto y luego de salir de la misión, conduzco lo más a prisa que puedo, ¡Maldita sea! ¡Esa escuintla no puede dejarme! ¿Quién se cree para hacerlo? ¡Yo soy Christian Walker, a mí ninguna mujer me deja!
“Sigue engañándote, sigue diciéndote lo mismo, ¡Ella se fue, entiéndelo! Con o sin divorcio, ella ya se fue y tú, tú, lo lograste. Finalmente, la hartaste a tal punto de que no te quiere volver a ver”. Escucho la maldita voz que no para de recordarme lo que está sucediendo.
Luego de conducir como loco, termine llegando a un lugar donde puedo admirar toda la ciudad, bajo del auto, enciendo un cigarro y comienzo a pensar en todo y en nada a la vez.
“Ya vez como sí, si la extrañas, yo creo que, en 3 años de convivencia, es imposible que no desarrolles un sentimiento por ella, más cuando es una buena chica”.
Las palabras de mi nana resuenan en mi mente, “buena chica”. Ella ha estado conmigo como un perrito faldero, pero buena chica, ¿Qué tenía de buena?
- ¡ELLA SE LARGÓ! ¡ELLA SE ATREVIÓ A DEJARME! ¡MALDITA ESCUINCLA! -digo en voz alta, sintiendo cómo la ira invade todo mi ser.
Estaba perdido en todo lo que había ocurrido este maldito día y en lo cansado que me sentía, hasta que, mi móvil comenzó a sonar, sin ver quién llamaba contesto.
- Christian… ¿Cómo estás? – La voz al otro lado de la línea es suave y pausada que, hasta cierto punto, me relaja.
- Agatha… -digo y siento como una extraña sensación de tranquilidad, vuelve a mí.