La vida da muchas vueltas, Nos sumerge en un espiral se experiencias con las cuales sufrimos, lloramos, reimos. Experimentamos miles de emociones en un momento, nuestra vida se puede poner de cabeza de un segundo a otro o por el contrario se puede transformar en el más hermoso cuento de hadas que podamos conocer. La vida de Mónic dió muchos giros inesperados, desde que aquel hombre de enigmática mirada gris apareció en el bar CopaCabana. Nunca imagino que ese hombre de la barra, con los ojos llenos de tormentas cambiaría su vida para siempre... El más hermoso cuento de hadas que poco a poco se transformó en pesadilla. Dominick Carbajal la llevo al cielo, enseñándole a amar, curando su alma herida para luego bajarla al infierno, dejando solo un corazón roto; una herida mortal difícil se sanar. ¿Podrá el amor triunfar sobre las tormentas que lo azotan?. Es difícil olvidar cuando se a amado con demasiada intensidad y se llega a odiar con la misma fuerza. Porque a veces el amor no es suficiente para sanar un corazón roto que ansia venganza. ¿Que hacer cuando se está atrapado entre dos emociones intensas? Decisiones difíciles de tomar, situaciones complicadas de enfrentar; porque es difícil apaciguar un corazón que ansia venganza y la vez tiembla de deseo, de amor. Sentimientos encontrados, amor y odio; alegría y tristeza, emociones que se contraponen pero que albergan un mismo corazón, ¿cómo saber que camino tomar cuando se está atrapado entre el perdón y la venganza?, la decisión más difíciles de su vida estaba a punto de ser tomada y aún no sabía si seguir a su corazón o su mente. Esa era una respuesta que solo ella misma podía encontrar, ¿sederia ante el encanto de esos profundos ojos grises? solo había una forma de averiguarlo...
Ler mais8 de Diciembre de 2023.
— Ash, ¿qué me duele?...
“Sangre, ¿qué es toda esta sangre?, ¿qué está pasando?”
Amber cayó en un charco de sangre, con un intenso sabor metálico en la boca.
Sintió que los latidos de su corazón se hacían cada vez más lentos, en agonía latía de manera irregular y todo su cuerpo se sentía frío.
Quería gritar, pero no podía emitir ningún sonido.
“¿Quién lo hizo?”
Una hora antes
— No vendrá...
Amber volvió a mirar el reloj con decepción.
Ya eran las 12 y su marido aún no había regresado.
No lo había visto en casi un mes, pero hoy era su primer aniversario de bodas, así que no era un día como cualquier otro.
Ella pensó que regresaría.
Cogió su teléfono y miró el último mensaje de texto emotivo que le había escrito su marido.
“8 de Noviembre de 2023 9:45 pm, James: Hola Am, sé que en los últimos meses no te he dedicado el tiempo que mereces, lo siento, pero te prometo que te compensaré y por fin disfrutaremos de nuestra luna de miel después de firmar el traspaso de las acciones de tu empresa el día de mañana, podremos tener más tiempo y lograr formar el hogar que soñamos... "
Aquella promesa incumplida se había vuelto vacía, pues luego de que Amber aceptara cederle la empresa de publicidad que le dejó su padre, la relación seguía igual de fría que antes incluso más.
Se disponía a llamar a James, cuando escuchó un ruido tras la puerta.
— ¿James?—, y nadie respondió.
Salió corriendo de la habitación con entusiasmo, esperando que este la sorprendiera pero en cuanto llegó al borde de la escalera fue empujada con fuerza.
Un dolor indescriptible la invadió cuando su cabeza chocó contra un escalón.
Luego sintió como si su vientre se desgarrara cuando chocaron sus piernas con la pared.
Su cuerpo giró algunas veces más y se detuvo en agonía solo al llegar al final de la escalera.
Respiraba, pero el aire no parecía llegar hasta sus pulmones.
El sabor a metal en los labios era prueba de que sangraba a través de su boca.
Estaba consciente, como su vida se iba apagando lentamente.
Poco a poco el latido de su corazón fue haciéndose más lento.
Sentía frío y su respiración era cada vez más superficial.
Amber sabía que ya no había posibilidad de retorno, el cuerpo colapsó y en un último suspiro su equivocado amor por James vino a su mente.
“¿Y mi final feliz?, mi vida se apagara sin disfrutar ni lograr nada de lo que soñé”
No hubo un túnel con una luz al final como en las películas, ni ángeles vinieron por su alma, solo oscuridad y silencio antes que en una experiencia extracorpórea, su consciencia se encontraba fuera de su cuerpo y podía ver todo.
“¿Qué acaba de pasarme?, ¿Me empujaron?, ¿logré salvarme?”, se preguntó confundida.
Pero al notar su cuerpo bañando en sangre aún en el lugar donde había caído, un cruel entendimiento llegó a su mente.
Había muerto, estaba claro.
En ese momento se abrió la puerta intempestivamente sorprendiéndola, James había llegado antes que la policía.
En un principio este desvío su mirada hacia la parte superior de la escalera dónde pareció ver algo y luego se arrodilló junto al cuerpo de su esposa desesperado.
— ¡No Amber!, por favor reacciona, tienes que vivir, ¿cómo pudo ocurrir un accidente tan terrible? —dijo tomándola entre sus brazos y estrechandola contra su pecho sin importar si se manchaba o no, —Amber resiste.
“Nunca imaginé que se pondría así ante mi muerte, total, lleva meses ignorándome por completo, sin hablar y prácticamente separados, es claro que desde hace mucho estoy sola en esta relación, así que me sorprende su reacción”
A partir de ese momento los eventos pasaron con rapidez y con ciertos saltos entre sus visiones pues notó a su madre correr hacia ellos, alterada y desbordada ante la tragedia.
Entraron los policías, hacían preguntas inteligibles para ella, luego observó a los paramédicos de la ambulancia tratando de reanimarla sin descanso y sin más se encontró observando su tumba.
Un hombre al cual nunca había visto lloraba desconsolado arrodillado frente a aquel triste lugar, —Amber, esto simplemente me supera, mi dolor es profundo y aún más cuando tengo la certeza que pude evitarte tanto sufrimiento, darte una mejor vida y hacerte feliz, es tarde para lamentaciones pero te prometo que encontraré el culpable y le haré pagar, pues no me creo que haya sido un simple accidente como cerraron el caso.
Se vió interrumpido en sus palabras por otro hombre, —Lo siento jefe, como suegro esto es una tragedia sin duda, tres vidas perdidas en una sola noche y de una manera tan absurda.
—Así es, Amber y su madre no merecían morir así, es tan injusto, pero la peor parte es su bebé no nato, a pesar de tener solo 4 semanas en su vientre es un daño colateral tan cruel y desafortunado.
Amber al escuchar aquello instintivamente llevó sus manos a su vientre y al sentirlo vacío una gran tristeza la invadió.
¡Un bebe, no por favor!
Siempre deseó ser madre, su carrera era importante pero soñaba con tener un hogar con un hombre amoroso y un par de niños.
Pero luego reflexionó, “¿Qué le pasó a mi madre?, ¿Cómo y por qué murió?
Por favor Dios ayúdame, quisiera poder regresar el tiempo para evitar que todo esto suceda, no entiendo…
“¿Por qué me hicieron algo así?, ¿quién pudo odiarme tanto? si pudiera volver el tiempo atrás haría todo tan diferente”
En ese momento el hombre que se encontraba frente a su tumba se levantó y pudo ahora ver de manera más detallada su aspecto físico.
Era rubio, alto, de complexión fuerte y cuando este se giró pudo ver sus profundos ojos azules, parecía un ángel.
De pronto una sensación de paz la invadió.
Su suegro, al que nunca conoció ni antes ni después de su boda, pareció verla directamente a los ojos.
Como si ella estuviera frente a él de manera física.
¡¿Puede… verme?!
El jardín de la Hacienda Malvorich brillaba bajo el crepúsculo dorado, cada detalle impregnado de la firma excéntrica de Edgar Malvorich. Mónic observó su reflejo en el espejo art déco de la suite nupcial, ajustando el collar de diamantes negros que su padre había creado exclusivamente para ella: una mariposa cuyas alas esculpidas en platino albergaban zafiros tallados como lágrimas. — Tu padre quiere verte — anunció Clarisa, su madre, entrando con un vestido de seda color champán que contrastaba con sus manos ásperas de años trabajando — Trajo… algo. Edgar esperaba en el umbral, impecable en un traje hecho a medida por un sastre milanés, sus manos — famosas por diseñar joyas para la realeza — sosteníando una caja de ébano tallado. A sus 36 años, irradiaba la elegancia de quien había convertido el dolor en arte. — Creí que estabas muerta — confesó, voz quebrada por una verdad que aún le quemaba la garganta — Tu madre y yo… nos separamos... Me mintieron durante años... dijeron que h
El mirador era una lengua de cemento suspendida sobre el vacío. Mónic apoyó las manos en la baranda helada, sintiendo el latido de la ciudad a 300 metros bajo sus pies. Los edificios se extendían como circuitos luminosos, cada ventana encendida, era una chispa de vidas ajenas. Dominick se inclinó a su lado, su aliento dibujando fantasmas en el aire nocturno. — Cuando te conocí —murmuró, rozando su hombro con el suyo — pensé que eras de esas personas que iluminan habitaciones solo al entrar — Hizo una pausa, dejando que el viento se llevara las palabras — ahora sé que eres de las que iluminan universos enteros desde las cenizas. Mónic cerró los ojos. El aroma a pimienta rosa y salvia silvestre, la esencia que Dominick usaba desde que ella mencionó que le recordaba a las mañanas de domingo; se mezclaba con el olor metálico de la altura. En algún lugar entre las sombras, un grillo raspaba sus alas en un vals solitario. — No te pediré que olvides — continuó él, deslizando algo frío y p
El despacho de la terapeuta olía a lavanda y tinta seca. Mónic se aferraba al borde del sofá de lino crudo, sintiendo cómo el reloj de pared contaba cada latido con el tictac de un juez implacable. Fuera, la lluvia arañaba los cristales como dedos fantasmas intentando entrar. — Hoy hablaremos de Jhon — anunció la Dra. Varga, ajustando sus gafas de carey. Su voz era suave pero imparable, como la marea. Mónic tragó saliva. Notó el peso del colgante de mariposa rozando su esternón, aún extraño contra su piel. "Renacer", había dicho Dominick. Pero en ese instante, solo sentía el vértigo de caer. — Él… — la palabra se atascó en su garganta, afilada — Me hacía recoger vidrios rotos descalza. Decía que así aprendería a no quebrar cosas valiosas. Una gota de sudor frío le recorrió la espalda. En el silencio que siguió, el zumbido del ventilador se convirtió en el runrún de aquel generador de la cabaña segura, aquel que sonaba cada vez que… — Mónic — La voz de la Dra. Varga la trajo de vu
El avión crujía suavemente al deslizarse entre nubes algodonosas, el zumbido de los motores un bajo constante que vibraba en los huesos de Mónic. Apretó el frío vidrio de la ventanilla con la frente, observando cómo las luces de la ciudad se convertían en constelaciones terrestres. Cada parpadeo le recordaba aquella noche en que había huido de él, el miedo de no poder escapar de sus propios demonios....pero sobre todo, como su vida había colgado de un hilo cp algo efímero y sin sentido.Ahora, el aroma a café rancio del servicio a bordo se mezclaba con su perfume a vainilla, creando una ironía dulce-amarga que la hizo sonreír sin humor. Estaba viva, pero algo dentro de ella se había marchitado sin poder evitarlo.Dominick ocupaba el asiento contiguo, su brazo rozando el de ella cada vez que pasaban las azafatas. Era un recordatorio de que a pesar de todo, él aún estaba ahí. Por alguna razón ella no retiró su brazo, permaneció allí, un contacto tibio y discreto como un latido comparti
Soltar y dejar ir a veces puede ser tan doloroso, tan difícil de aceptar y sobre todo de enfrentar... dejar atrás todo aquello que te hizo tanto daño y despedirte de una parte de ti, debe ser uno de los más grandes actos de valentía que pueden existir.Levantarte y sostener tus pedazos cuando te sientes morir, pensar que aún puede existir una esperanza en medio del caos y la oscuridad... sentirse perdida en su propio ser hasta el punto de no reconocerse en el espejo... Luchar por renacer de entre las cenizas cuando se cree todo perdido... luchar porque mientras se esté respirando todavía queda una esperanza... si, ese era uno de los actos más valientes y difíciles de enfrentar, continuar cuando sientes que de ti no queda nada más.— ¿Estás segura de esto?, podemos viajar a dónde quieras, podemos estar unidos como una familia; no necesariamente tienes que marcharte — Mónic esbozo una tenue sonrisa, apenas perceptible; ante las palabras de su padre.— Papá. Necesito esto — fue su única
Tan solo dos días habían pasado desde su regreso, dos días cargados de pesadillas y responsabilidades, dónde había tenido que enfrentarse a sus propios tormentos; a la consecuencia de sus decisiones e incluso a ciclos que aun no lograba cerrar.Se observo al espejo, detallando su figura maltratada, observando como fingía entereza cuando estaba terriblemente deshecha por dentro... se sentía cansada, cansada de vivir en ese mundo de máscaras y apariencias del que ahora formaba parte, sin siquiera poder evitarlo.— ¿Estás bien? — indagó Thiago mientras colocaba las manos sobre los hombros femeninos, sus miradas se encontraron a través del reflejo en el espejo. Sin previo aviso Mónic se giro para abrazarlo con fuerza por el torso, escondiendo su rostro lloroso contra el amplio pecho masculino, dejándose embriagar por la fragancia que emanaba de él; brindándole calma y seguridad.— Gracias... gracias por ser mi sostén durante todo este tiempo — sabía que si no hubiera sido por la compañía
Último capítulo