Al Borde del Olvido.
El mundo volvió primero como un zumbido, no como un sonido, sino como una presión detrás del cráneo, como si algo invisible intentara separar cada uno de sus pensamientos hasta romperlos.
Damian abrió los ojos.
La luz blanca le quemó las retinas; no era luz natural, no era suave. Era de ese blanco quirúrgico que nunca parpadea, el que observa más de lo que ilumina. Intentó mover un brazo y algo metálico tiró de su piel.
Amarrado: muñecas, tobillos, pecho. Una correa adicional alrededor del cuello, apenas lo suficiente para recordarle que no era dueño de su respiración.
El aire olía a desinfectante y metal caliente. El lugar era demasiado familiar.
Un laboratorio.
Pero no el subterráneo donde Selena murió. No las salas antiguas donde había entrenado. Este era nuevo, más limpio, más silencioso, más cruel.
Un reflejo en el vidrio de la lámpara reveló su propio rostro: heridas, sangre seca, el polvo del derrumbe aún marcado en las mejillas.
Y cables. Cables adheridos a sus sienes, a la ba