Ariana
Desperté sobresaltada. Mi corazón palpitaba con fuerza, como si algo en mis sueños hubiese intentado advertirme de una amenaza latente, una sombra que avanzaba lentamente, sin prisa pero con precisión. Me incorporé de golpe y busqué a tientas mi teléfono en la mesita de noche. Eran las 6:07 a.m.Había dormido apenas unas horas. La conversación con Lucas Martini del día anterior me había dejado inquieta, especialmente la nueva conexión entre Gregorio Lanza y Fabio Santino. ¿Cómo era posible que ambos hubiesen coincidido en el psiquiátrico en 2002 y, además, tuviesen relación con mi madre? Era como si todo el rompecabezas estuviese a punto de encajar, pero faltara aún una pieza crucial.Me levanté, me envolví en una bata de satén y caminé descalza hasta la cocina. Necesitaba café y respuestas.—Buenos días, señorita Ariana —dijo Olivia al verme entrar, más despierta de lo que yo podía soportar a esa hora.—¿Desde cuándo estás despierta?<