Quién te entiende

El sol estaba a punto de ocultarse, el general traía a Einar detrás suyo hacia el patio de entrenamiento, donde se encontraba las seis doncellas observando el espectáculo, más los guardias a cargo de Einar e Isabel.

El general condujo a la princesa a un tronco donde con una soga sujeto las manos de la joven Discúlpeme princesa susurro el general con pena.

Einar con la cabeza en alto Solo haces tu trabajo le respondió A si que no te disculpes Einar odiaba el hecho de que la arrogancia del príncipe le segase los ojos, pero en su memoria estaba grabada la expresión de ira de Sven, y a la par la expresión de la primera vez que lo vio apuntándola con una espada, como si de una maldición se tratase, ya que de las dos veces que ah estado frente a él, hay un riesgo de por medio. A pesar de eso, no se arrepentía de nada.

En una terraza que daba con el patio de entrenamiento salió la silueta de Sven, cargaba una mueca fría, al ver atada a la mujer exclamo ¡Como castigo por alzar la voz en contra de las normas de mi reino, bajo mi autoridad! miro fijamente los ojos verdes de Einar Pasaras una noche entera en el frio de la nación Astra Sven por un momento sintió lastima por la mujer, pero debía entender quien mandaba en el castillo, sin ganas de seguirla viendo se encerró en su alcoba.

Las doncellas murmuraban entre ellas mismas Ella fue al harem e interrumpió al príncipe.

Una noche… es lo menos que se merece.

El príncipe tuvo piedad por esa princesa.

Greta observaba la escena en silencio, y en algo tenían razón los murmullos de sus compañeras víboras, Sven tuvo piedad, muchas mujeres pasaron por el filo de su espada sin remordimiento, quizás solo el titulo de noble le salvaba el pellejo a aquella chica, aunque la valentía de esta no se lo negaba.

Pasaron las horas y las doncellas se fueron a sus aposentos, y solo tres guardias quedaron a cargo de vigilar a la princesa, poco a poco la temperatura descendía, la piel de Einar sentía la brisa helada del sur, y en contra de su voluntad su cuerpo comenzó a tiritar del frio.

Isabel se acerco con una taza de té caliente Princesa tome está infusión tiene semillas de cacao y alcohol hará que no sienta tanto frio.

Los guardias detuvieron el acto de la dama de compañía, Isabel al sentir sus miradas soltó El príncipe no dijo que no se permitía infusiones o comida mientras la princesa pasa la noche.

Los guardias dudaron un poco, pero la mujer tenía razón, con temor la dejaron acercarse a Einar, Isabel le ayudo para que esta bebiera el líquido Muchas gracias, Isabel, pero no es necesario que estes toda la noche despierta, no quiero que te resfríes susurró débil Einar.

Isabel no sabía si reír o llorar, este reino no estaba preparado para un alma gentil No diga tonterías princesa, yo estoy acostumbrada al clima, a demás traigo un abrigo conmigo a diferencia de usted que está en paños Isabel la miro nerviosa.

Einar sin objetar sonrió con sus mejillas rojas por el alcohol, la infusión le estaba sirviendo de mucho, así fue como Isabel de vez en cuando le traía una taza de infusión a la princesa, pero eso no serviría de mucho, la garganta del Einar picaba, y su frente ardía en fiebre, sus piernas flaqueaban, no soportaba estar tanto tiempo de pie, pasaron otras horas donde al fin un rayo de sol se imponía en el castillo, dando indicio al amanecer.

Isabel y los guardias rápidamente desataron a Einar quien se encontraba con una respiración errática, al desatarla su cuerpo cayo sobre uno de los guardias este sin pensarlo la condujo dentro del castillo, Sven veía todo por su ventana y Einar con las ultimas fuerzas le dio una mirada victoriosa, aunque la llevasen arrastres. Dejando al príncipe pensativo, quien estuvo toda la noche vigilándola detrás de sus cortinas.

Sven sonrió Que lastima… no nevo… dijo restándole importancia Creo que los dioses están a su favor.

Una espada se acerco repentinamente hacia ella

— Más rápido 

La espada nuevamente fue direccionada a ella

— Más rápido Einar 

— Mamá estoy exhausta 

— ¿Crees que la vida tendrá piedad? 

En la habitación de Einar se hallaba una Isabel con nerviosismo, la princesa no despertaba y sus latidos eran débiles, ni siquiera bebía de las infusiones que se les preparaba. Asustada le avisó a la ama de llaves quien rápidamente a voluntad del príncipe, trajeron a la curandera real, para que se encargue del estado de la princesa.

La curandera acerco su oído al pecho de la chica, los latidos eran lentos y débiles, estaba en un estado crítico, rápidamente saco un ungüento de su bolso, y lo esparció en la frente y pies de la paciente, también con ayuda de Isabel prendió inciensos del extremo oriente en toda la habitación, para que la princesa al respirar no tengas que hacer tanta fuerza.

Su cuerpo reacciona, pero muy lento… y el frio de la habitación no es de ayuda dijo la curandera, una mujer de pelo canoso, rostro con arrugas, demostración de su experiencia en la vida.

Isabel escuchaba las palabras de la anciana Que más podemos hacer dijo preocupada.

Esperar, solo esperar susurro la anciana sin ánimos, toda su vida ah salvado gente pero también ah visto como otros no lo logran y pasan a mejor vida… y la princesa esta luchando por vivir pero la muerte esta al lado de ella.

El rechinar de la puerta llamo la atención de las presentes, quienes al reconocer la silueta del noble rápidamente hicieron una reverencia, era el príncipe quien había escuchado el informe de la curandera –—Si la habitación es muy helada la pueden trasladar al ala norte, allí todos los cuartos cuentan con chimenea.

La curandera y la dama de compañía afirmaron con sus cabezas, Sven le dio una ultima mirada a Einar, el color canela de la joven desvanecía, tenia mechones de su pelo cobrizo pegado a su piel debido al sudor de la fiebre, y se notaba como se le complicaba respirar.

Tanto la curandera como Isabel estuvieron en vela por cuatro noches, en las que no se despegaron de Einar, la joven daba indicios de mejora, gracias al cálido ambiente formado por la chimenea de madera, la piel de la chica poco a poco tornaba un color más vivo, aunque aun no despertaba.

Isabel se encontraba cambiando el ungüento de Einar mientras la anciana preparaba más, Isabel con pesar por la curandera sintió lastima, pasaron días en que ambas estaban dando lo mejor de si Señorita Berenice… debería tomar un descanso yo me puedo ocupar de la princesa dijo Isabel.

La anciana sonrió por el gesto de la chica Que considerara, pero no te preocupes, es mi trabajo respondió la curandera con voz firme ocultando su cansancio A demás la que tiene que tomar un descanso eres tú la anciana a pasos lentos se acercó a Isabel.

La dama de compañía pensó en aquellas palabras, pero, aunque se sentía agotada no podía permitirse dejar a la princesa, la anciana compendio la situación La princesa lleva en Astra poco mas de un mes, nunca había visto a una dama de compañía tan aferrara a su noble en tan poco tiempo.

Isabel sintió como su corazón se apretó, teniendo imágenes vagas de un pasado triste Vera… señorita Berenice, la princesa me recuerda mucho a una niña que cuide hace años soltó delicadamente Se trataba de una niña muy débil, todo el tiempo se la pasaba resfriada, yo hacia de todo para poder cuidarla hasta que llego una temporada de temperaturas muy frías y en un par de minutos no abrió mas los ojos… Una lagrima rodaba por sus mejillas Y cuando veo a la princesa me recuerda tanto a ella miro las palmas de sus manos Por mi estatus no sirvo de mucho pero si puedo dar todo por salvar una vida, una vida bondadosa y honesta… 

La anciana quien escuchaba el relato de Isabel no evito conmoverse, de cierta forma la recordaba a ella misma, y sin espera saco un pañuelo y se lo convido a Isabel ofreciendo consuelo en su dolor Se cómo te sientes le sonrió tiernamente Te prometo que esta vez ella abrirá los ojos haciendo alusión a Einar.

Al cabo de dos días Einar logro abrir los ojos con pocas fuerzas, pero basto para darle un respiro de alivio a Isabel y a Berenice.

La curandera dejo un papel donde se redactaba paso a paso como hacer mas ungüento a Isabel, la anciana dejo el castillo para descansar ya que la princesa se encontraba mucho mejor.

Isabel… Einar llamo a su dama de compañía.

Isabel se acerco a la princesa dándole toda su atención si princesa se hinco para estar a la altura de la chica quien seguía cubierta de t***s.

Esta no es mi habitación ¿Dónde estoy? soltó con curiosidad observando cada detalle del cuarto.

Estamos en una habitación del ala norte del reino, esta fue concedida por el príncipe debido a que este tiene un fogón le explicó.

— Comprendo Einar miro la ventana de la habitación, del otro lado estaba nublado y cubierto de pequeños montones de nieve “primero la deja morir a la intemperie y después se preocupa… quien lo entiende”

Isabel no evito toser preocupando a la princesa Isabel te sientes bien, ¿no has descansado verdad? se sintió culpable.

Puede ser, pero debo cuidarla princesa Isabel no quería dejar la habitación.

Einar compendio la terquedad de su dama de compañía, sabia que esta no descansaría hasta verla mejor, pero se le ocurrió algo mejor Que tal si descansas conmigo soltó haciendo que Isabel abriera los ojos del asombro.

No podría aceptarlo, a demás no se preocupe me siento bien solo fue una toz leve pero volvió a toser sintiendo su garganta arder.

Einar sabía que Isabel no cambiaria de parecer a si que en un segundo agarro su muñeca y la coloco debajo de las t***s Princesa… Isabel quedo sin palabras al estar tan cerca del cuerpo de Einar

— Solo duerme Einar cerro los ojos esperando que Isabel descansara y lo logro.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP