Capítulo 101: Las páginas que arden

La vela titilaba frente a ella, como si dudara entre iluminar o dejar en penumbras lo que Violeta sostenía entre las manos. El diario de su madre. La tapa de cuero, aún suave a pesar de los años, estaba marcada con un sello de cera que ya no se usaba en la corte: el símbolo del lobo de Theros, invertido. Un signo de exilio. Un acto de silencio.

Violeta rompió el sello con lentitud. Sabía que estaba por leer palabras que la cambiarían. Palabras que habían sido escondidas no para protegerla, sino para preservarse a sí mismas. Palabras que sobrevivían como cuchillos enterrados.

Primera entrada.

“Me dijeron que debía dar a luz antes del eclipse. Que así la sangre no mancharía el linaje. Que así la criatura estaría segura. Mentían. Me la arrebataron apenas respiró. Dijeron que era peligrosa. Que tenía fuego en las venas.”

Segunda entrada.

“Vi a la anciana del Consejo mirarla. No como a una niña. Como a una ofrenda. Quise gritar. Pero ya era tarde. Yo había firmado. Yo había obedecido. Yo h
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