—Lina, no vas a pelear. Hace muy poco que empezaste a entrenar; no lo vas a hacer —gruñó Lucas con el ceño fruncido.
—Pero yo sé cómo pelear, puedo ganar, le he ganado a varios y hasta a Gaby le he ganado —le gritó enfadada.
—Cualquiera le gana a Gaby —se bufó.
—Hey, yo solo la hago sentir bien —intervino el morocho.
—Lo que sea, ella no va a pelear y no se habla más.
—Yo hago lo que quiera —espetó, llevándose las manos a sus caderas.
—Li, no es prudente que pelees, eres muy nueva, te falta mucho por aprender —trató de razonar Gaby con ella.
—La mejor forma de aprender es luchando de verdad y es en ese campeonato, no con los iniciados mansitos del gimnasio.
—Te van a lastimar —graznó Lucas.
—No me importa, quiero luchar, quiero aprender —elevó la voz.
—No vas a luchar y punto —aseguró, acercándose a ella de manera amenazante.
—No me das órdenes.
—Te ato a las cuerdas —amenazó señalando el ring.
—Inténtalo —replicó.
—Oigan, no hagan eso —intervino Gaby de nuevo—. No vas a luchar, Lina,