Busca la ropa y se la tiende para que se vista, mientas él busca su bendito saco que ella lanzó por el aire que de seguro estaría arrugado. Encuentra su maldito saco de corte italiano tirado en el suelo al otro lado del escritorio. Sonríe al verlo ahí y niega con la cabeza, es su traje favorito y Lina lo trata como si fuera un saco de esos que compras en alguna feria de barrio. Lo levanta y trata de estirarlo lo mejor que puede, sacudiéndolo y pasándole la mano para tratar de alisar las arrugas.
— ¿Quieres una plancha? —se burla la joven.
—Te divierte, ¿verdad?
—Solo decía.
—Como si tuvieras una.
—Como si la fueras a usar —retruca ella.
—Un día te voy a obligar a plancharme todos los trajes que has lanzado por ahí cuando me desnudas —La amenaza no hizo más que arrancarle una sonora carcajada a Lina.
—Bueno, la mejor salida para que eso no ocurra, es que no te desnude, de esa forma no tiraría tus trajes por ahí —Gesticula con la mano al aire—. Por lo tanto, cero sexo —Suspira con exageración—. Es la única solución.
—Ni m****a —suelta, casi horrorizado por esa deducción. Lina vuelve a reír al verlo actuar como si fuera un nene mimado, cuando le sacan su Xbox—. Te burlas de mí, ¿verdad? —dice, acercándose de manera intimidante.
—No te acerques —le advierte.
—O si no qué? —socarrona sin dejar de caminar.
—Se te arruga el traje —No termina de hablar que él ya la tenía en el aire colocándola sobre su hombro como si fuera una bolsa de papas, haciendo que ella pegue un grito—. ¡Alex!
La ignorante y la lleva hasta el sofá que se encuentra cerca de la puerta, la deja caer sobre este sin cuidado alguno.
—No vas a volver a decir eso, ¿verdad? —habla con un tono de voz amenazadora.
—¿O si no qué? —repite.
Alex le sonríe con esa media sonrisa maliciosa y ella frunce el ceño.
—Voy a hacer que te retractes.
Dicha la afirmación, se pone sobre Lina colocando las piernas por los costados de ella, le toma las muñecas y las lleva sobre su cabeza, para luego llegar a su cuello y con la barba de tres días hacerle cosquillas. Ella comienza a reírse, a gritar ya removerme debajo de él.
—Para… —chilla sofocada por la risa—. Álex... Basta.
—No vamos a dejar de hacer el amor, ¿verdad? —indaga sin detenerse.
—Alex… —intenta hablar, pero no puede, él se da cuenta y se detiene para que pueda contestar. La mira a los ojos y arquea una ceja esperando a que responda—. ¿Vas a dejar que siga arrugando tus trajes? —la respuesta-pregunta fue un detonante para que la atacara de nuevo.
—Repuesta incorrecta.
—Bueno… Bueno —dice entre gritos y risas.
—Escucho —esboza con suficiencia, dejando de hacerle cosquillas.
—No vamos a dejar de hacer el amor —habla con tono desganado, haciéndole entender que solo lo dice para que deje de torturarla.
Como si a ella no le importaría tener o no sexo con su hombre. Claro que le importa, no puede estar más de un día sin tocarlo, sin mencionar que le encanta que se le aparece en su trabajo y que la tome como a él le vienen ganas en ese momento, ya sea con fuerza, delicadeza, brusquedad o con dulzura, no importa cómo, ya que sabe muy bien que es siempre con amor y pasión.
—Repuesta correcta —Para compensarla la besa con premura—. Mejor dejo de besarte o te tomaré de nuevo —Sin embargo, no hace caso de sí mismo y vuelve a unir sus labios con los de ella. A regañadientes, se aleja y la ayuda a terminar de acomodar su ropa—. Ven —le pide en cuanto está arreglada. Le toma la mano y la sienta en el sofá para luego acomodarse a su lado.
— ¿Qué pasa? —pregunta ella al ver la gravedad en el rostro de su hombre.
—Debemos hablar.
—¿Sobre?
—Bueno…Lo digo así sin más y después gritas.
—¿Por qué voy a gritar? Ya lo hice bastante —suelta con picardía.
—Tengo que ir a Alemania —Lina deja de reírse al instante, cerrando la boca para procesar lo que acababa de escuchar—. Mañana, después de la bienvenida de Erik y Sole, me voy —Comienza a explicar al ver que Lina no dice nada—. Tengo que analizar el proyecto de uno de los inversionistas más importantes que tengo en la empresa, en realidad, es trabajo de Erik, pero como recién llega, no es justo que lo haga viajar otra vez… Así que voy a ir y encargarme yo mismo del asunto… —Al ver que Lina seguía sin acotar nada, decide seguir hablando—… Solo será una semana, si puedo tardar menos, vendré antes, prometo no quedarme más de lo necesario y cerrar el trabajo lo antes posible.
Luego de unos segundos que para él fueron una eternidad, Lina se dispone a hablar.
—¿Te vas después de la bienvenida de los chicos?
-Si. Me voy por la noche en el avión privado, así podré llegar temprano y no perder tiempo de más —Ella asiente, frunce la boca y luego lo mira pensativa.
—Todavía no entiendo por qué iba a gritar.
Esa reacción hace que Alex largue todo el aire que, sin darse cuenta, estaba reteniendo y suelte una sonora carcajada.
—¿No estás molesta?
—¿Por qué iba a estarlo? Ay, Alex es por trabajo que te vas, ya sabíamos que de vez en cuando tenías que viajar, además, ya te has ido dos veces a Estados Unidos, es decir, no es la primera vez —dice con total naturalidad.
—Sí, lo sé, pero ahora van a hacer más días y, además, si te soy sincero, no quiero dejarte sola —expresa mirándola a los ojos y mostrando su preocupación, una preocupación que a Lina no le pasa por desapercibida.
— ¿Qué te preocupa? —pregunta tomándole la mano.
—Es que sabemos que Christopher está aquí, en Buenos Aires… —Se toma unos segundos—… ¿Y si te vienes conmigo a Alemania, tú y Aye? —Esta vez también deja mostrar su miedo al tener que dejarlas a ambas solas.
—Alex, tengo que quedarme aquí, Sole todavía no va a volver al trabajo y no puedo dejar solo el resto tanto tiempo y, como te pasa a ti, no es justo que le diga que venga a cubrirme… Alex, voy a estar bien, Christopher no va a hacer nada, al menos no por ahora, además, esta Gaby y tu primo y todo el batallón de custodios que pusiste —dice sonriendo para aligerar su miedo y preocupación.
—De verdad estaría más tranquilo si vienen conmigo —Le acaricia la mejilla, mientras le regala un beso dulce para enfatizar su deseo y preocupación.
-Alex…
—Ángel, puedes pedirle a Sofi que se haga cargo, tu confías en ella y ella es una persona responsable y en su lugar puedes poner a esa chica que viene siempre a cubrirla —Busca los medios para poder convencerla, pero se está olvidando de algo importante y Lina se lo hace saber.
—Aye todavía está en periodo de escuela y no puede faltar tantos días, es imposible que viajemos contigo.
Él suspira y cierra los ojos sabiendo que en ese tema ya no puede hacer nada.
—Tienes razón, lo había olvidado.
—No me va a pasar nada, estamos bien custodiadas, no te preocupes, ¿ok? —Entonces, ella es quien lo besa para tratar de alivianarle el miedo.
—Ok, pero todo el tiempo que tenga libre voy a llamarte y todas las noches, solo para saber cómo estás y si estás bien. En cuanto no me atiendas… —Ella no lo deja seguir e irrumpe en su boca.
—Voy a atenderte todas las veces que llames, aunque te mande a la m****a más de una vez por molesto e interferir con mi horario —Le sonríe y lo vuelve a besar—. Deja de preocuparte —Le pide sobre su boca.