Media hora más tarde, Alex e Ian entraron al descanso siendo recibidos por Maroon5 en las altas voces y con el inconfundible aroma a café.
—Hola, Támara. ¿Se encuentra Lina? —saluda Alex a la franquera que trabaja en el resto detrás del mostrador.
—Hola. Sí, está en la oficina -—le responde sonriendo y manteniendo su mirada un poco más de lo necesario en él.
Alex asiente y rodea el mostrador para dirigirse a la oficina.
—No dejaba de mirarte y sonreír —le anuncia Ian a su primo.
—No le digas a Lina por que la degüella ya mí me corta las pelotas… y me gustan donde están —le contesta haciendo que el rubio se carcajee—. Ángel —dice en cuánto cruzó la puerta de la oficina.
-¿Alex? ¿Pasó algo? —se preocupa al verlo—. Hola Ian.
—Hola, Lina.
—Bueno, ¿qué pasó? —apremia.
—Ian quiere hablar contigo —le hace saber Alex.
Ella posa su mirada en el rubio instándolo a hablar.
—¿Sabes sobre la propiedad de Sofi?
—El apartamento... Sí —responde un poco confundida.
-No. La enorme casa que tiene en un barrio privado —indica.
—Ah, eso —murmura soltando un pesado aire.
—Sí, eso —habla el chico.
—Ian, cualquier duda que tengas que hablarlo con ella, yo no soy quien para…
—No me vengas con estupideces, Lina —La interrumpe—. ¿Por qué m****a Gaby bloqueó su expediente? —inquiere ofuscado.
—Estuviste investigándola —lo acusa.
—Y estoy seguro que tú también lo hiciste —Eleva la voz.
—Ian —advierte Alex con el mismo tono elevado que su primo.
—Lina —Suspira y habla en voz baja—. Sé que mandaste a Gaby a que la investigue, solo quiero saber por qué nadie más que él puede ver esa información. ¿Qué oculta? —indaga más calmado.
—Gaby y Lucas la investigaron, tanto a ella como a los demás empleados que contraté, no fue por meterme en sus vidas privadas, si no por seguridad, por mi seguridad, hacía poco tiempo que Dany se había escapado. Yo volví de Alemania, abrí el resto y no podía arriesgarme, ni mucho menos poner en riesgo a mi hija, así que cada persona que elegí para que trabajara conmigo fue investigada por los chicos —le cuenta e Ian asiente.
—Comprendo, pero por qué ahora…
— ¿No puedes ver su expediente?
-Si.
—Porque así lo quiere ella —contesta.
—¿Qué quieres decir? —Ella solo niega en silencio haciéndole saber que no iba a decirle más.
—Ángel —interviene Alex llamando su atención—. Dile lo que está pasando, aunque sea algo, alguna verdad para tranquilizarlo —le pide al ver que su primo no la está pasando nada bien.
—Es que eso no está en mis manos —Posa su mirada en Ian—. Yo hablé con ella cuando supe quién era y me pidió que nadie se enterara.
—Pero ¿qué es eso lo que nadie puede saber? Me estoy volviendo loco, Lina, hay un tipo que la lleva y la trae, ¿quién carajo es? ¿Cómo es que tiene esa casa y vive en un apartamento? —Apoya sus brazos en las rodillas y se lleva las manos a la cabeza—. No entiendo nada —termina diciendo con voz cansina.
Alex mira a Lina y con la mirada le suplica que le diga lo que quiere saber. Ella no puede negarse a él y suspira. Se levanta y se acerca a Ian acuclillándose frente al joven.
—Mírame —le pide y él levanta la mirada fijándose en sus ojos grises—. Ya sabes que esa casa en el barrio privado es de ella —Él asiente con la cabeza—. Ella no es una mala persona, al contrario. Cuando yo te dije que te iba a hacer daño si lastimabas, no lo dije solo por parecer una madre sobreprotectora y una maldita metida, lo hice porque sé la maravillosa persona que es, no tienes ni idea de lo excelente mujer que es…
—Sé que es una maravillosa mujer, Lina —interviene—. Parece que la estaría publicitando —Ella sonríe.
—Sé que lo sabes, pero también sé que ahora estas teniendo tus dudas con respecto a ella y te entiendo, no te juzgo, no sabes quién es —Ian entrecierra los ojos, observándola con detenimiento—. Solo puedo decirte que lo que oculta no tiene nada de malo, no es nada que pueda hacer que la mires con malos ojos, al contrario, si te enteras, si ella está dispuesta a contarte, la vas a mirar de otra forma, sí, pero la vas a admirar, la vas a... Querer más. Sé que la quieres, así que no me mires así y sé también que estás luchando contra eso. Mira, tienes que tener toda la paciencia del mundo e ir a preguntarle todo lo que te está dando vueltas en la cabeza, todas las dudas que tienes con respecto a lo que viste. Te advierto, no va a querer contarte, le va a costar, pero si la sabes manejar, te lo va a decir, solo dale tiempo y tienes que tener mucha paciencia.
—No vas a decirme nada, ¿verdad? —le pregunta resignado.
—Solo que es algo maravilloso lo que hace; Confía en mí, habla con ella y si te pide tiempo, dáselo. Te digo todo cuando esté lista, estoy segura.
—No sé qué pensar —suspira.
—Primo, confía en Lina, por esta vez trata de mantener la calma y de confiar en alguien más —interviene Alex.