El rubio al verla aprieta la mandíbula y baja la mirada, estaba furioso con ella, estaba furioso porque besó a otro y le vale una mierda que haya sido en la mejilla, tocó a otro y eso era suficiente para que a Ian le saltara la vena del cuello.
—Hola —saluda Sofi al llegar.
—Hola, linda —saluda Lina con entusiasmo—. Siéntate aquí —Le deja un lugar a su lado, justo en frente de Ian.
—Estás hermosa, nena —adula Tony.
Y la verdad que, si estaba hermosa, llevaba un vestido celeste de palabra de honor que le llegaba un poco más arriba de las rodillas, con una cinta azul en la cintura que le resaltaba el pecho. Para Ian estaba impresionante, pero se obligó a mirar a otro lado e ignorarla.
—Es verdad, Sofi, hoy seguro que vas a tener una mejor noche que la de otra vez —azuza Gaby.
El rubio lo mira de reojo queriendo comérselo crudo por ese comentario, el muy idiota todavía se ríe a su costa.
—Gracias —entona ella, dedicándole una de esas tímidas sonrisas que vuelven loco a Ian.
—De nada —son