Capítulo 56. Un Abismo de secretos
Olga en la habitación que le asignaron en la mansión Salvatore casi podía sentirse de nuevo en Italia. Quizás era consecuencia de haber visto a Marco de nuevo.
Quizás por lo que pasó con Ema y la regla de madera, la cosa era que hay días en donde nos sentimos más cerca del pasado, y hoy sin duda el pasado había atropellado a Olga.
Marco Marchetti, al único hombre que amó en su vida, verlo de nuevo no le daba la felicidad que desearía, pues él amenazaba la historia de la vida que inventó sobre ella, y Olga no quería que Irina supiera quién fue ella realmente.
Su habitación asignada en esta casa era lujosa, espaciosa y con comodidades que la Olga de Estados Unidos jamás tuvo o pudo brindar a su hija, pero ni siquiera esta opulencia se compara a cómo vivió en su Rusia natal.
Allá ella fue una princesa, no de nacimiento. Logró serlo después de volverse una hermosa mujer con muchos talentos.
Talentos muy peligrosos…
Recuerdo de Olga
El internado a donde la enviaron