Capítulo 150. La devoción de un monstruo
Al caer la noche, Marco se retiró del hospital, ya en su casa, junto a Olga, se movía por la habitación, en su propia burbuja cargada de ansiedad.
Mantenía un cigarro apagado entre los dedos, tan metido en sus pensamientos que Olga dudaba que recordara tenerlo. En sus ojos brillaba la furia apenas contenida. Olga lo observaba en silencio, hasta que finalmente le habló.
—Supongo que es la primera vez que Bianca muestra signos de su condición.
—Puede que no sea la locura que tenía mi madre, a ella se le desencadenó la locura cuando era una anciana.
—Marco, recuerda que tú mismo me dijiste que mientras crecías tu madre pasaba de un estado de ánimo a otro sin previo aviso. Quizás eran las muestras tempranas de su condición, y Bianca ahora ha pasado por varias cosas que pudieron desencadenar más pronto su psicosis.
—Es que… Marco encendió su cigarrillo y le dio una calada profunda—. Sé que Bianca es caprichosa, pero no loca…
—Claro que no, haber tenido un episodio psi