Capítulo 76. Emboscada
La puerta se cerró tras él con un suspiro de madera y silencio. Alina se giró desde la ventana, donde había estado observando cómo el cielo comenzaba a mancharse de estrellas. Devon entró con los hombros tensos, los ojos nublados de emoción contenida. Ella lo notó enseguida, y se acercó, descalza, envuelta en una bata de lino.
—¿Qué pasó? —preguntó, sin rodeos, con la voz suave.
Devon la miró. Por un segundo pareció vacilar, como si las palabras no pudieran salir sin quebrarlo por dentro. Entonces, exhaló profundamente y se llevó una mano al rostro.
—Alina… —murmuró, caminando hacia ella, tomándole ambas manos entre las suyas—. Y tengo todo organizado para ir a buscar a Mya, mi hermana.
Ella parpadeó, confundida.
—¿Qué? ¿Sólo?
—Tomaré un grupo de soldados e iré, tú te quedarás aquí.
El temblor en su voz no era de miedo, sino de una emoción abrumadora, de incredulidad. Los ojos de Devon brillaban, y Alina lo envolvió en un abrazo al instante.
—Dioses… Devon —susurró con