Capítulo 118. Momento de gloria
El suelo crujía bajo las botas y el avance de los Darkfang era como una marea oscura que devoraba el bosque. Los tambores de guerra marcaban el paso, graves y constantes, retumbando en el pecho de cada guerrero. El líder enmascarado cabalgaba al frente, su silueta erguida y dominante, la capa ondeando como una bandera de muerte.
La noticia había llegado horas atrás: Devon había abandonado el castillo. Sus espías habían confirmado que marchaba hacia el frente oriental, dejando la fortaleza vulnerable. Darkfang no necesitaba más para interpretar aquello como una oportunidad de oro.
—Lo sabía… —murmuró, con un tono cargado de satisfacción mientras su caballo sorteaba raíces y piedras—. El lobo noble corre, y el cazador avanza.
A su lado, su Omega lo observaba con una expresión preocupada.
—No confíes demasiado —advirtió—. Devon no es un cobarde.
Él rió, un sonido áspero que resonó detrás de la máscara.
—No. Pero es predecible. Y eso, es aún mejor.
Los guerreros avanzaban con disciplina.