Capítulo 101. Protección
La gran sala del consejo estaba llena de tensión. Las antorchas en las paredes iluminaban con un parpadeo las caras duras de los líderes de la manada. En el centro, Devon permanecía erguido, con la expresión firme, aunque sus ojos reflejaban el cansancio de las últimos acontecimientos.
Joseph, aún con la ropa rasgada y una venda improvisada en el costado, se sentó en un banco con dificultad, tomando aire antes de hablar.
—No quería llegar a esto —comenzó con voz ronca—. Soriana me amenazó, me dijo que si no testificaba en contra de Alina, las consecuencias serían peores para mí. No tuve elección.
Un murmullo recorrió la sala, algunos se mostraban escépticos, otros claramente preocupados.
Devon alzó la mano para pedir silencio.
—Entiendo la presión que sufrió Joseph —dijo con voz firme—, pero no podemos permitir que Soriana siga dentro de nuestra manada. Sus acciones son una amenaza para todos. Así que he tomado una decisión vital.
Matilda, sentada en un trono elevado, recién recuperad