Capítulo 61. Celos y furia
Devon cerró la puerta con un golpe seco que resonó en toda la habitación oscura, apenas bañada por la pálida luz de la luna que se colaba a través del ventanal. El aire estaba cargado de una electricidad invisible, una tensión que los envolvía a ambos, haciéndoles sentir el calor incluso en la fría noche. Alina dio un paso hacia él, buscando quizás un gesto de calma, pero Devon no se movió, permaneció estático como un depredador que detecta una amenaza. Sus ojos, brillantes y oscuros, se clavaron en ella, llamando a algo profundo, visceral.
—¿Qué fue lo que vi? —su voz salió baja, casi un gruñido—. ¿Por qué dejaste que ese Joseph se te acercara? —. Le preguntó con el lobo en su voz.
Alina sintió cómo el nudo en la garganta le crecía, y tragó saliva antes de responder.
—Es Joseph, Devon… solo es un amigo del pasado ya te expliqué. No significa nada más, te lo aseguro.
Pero él dio un paso más, acortando la distancia entre ellos, hasta que el roce de su piel les quemaba.
—¿Tu pasado? —