El día se sintió exageradamente largo. Mi mente estaba agotada, pero la tensión aún se aferraba a mis músculos, incapaz de soltarme por completo. Después de salir de la oficina del castaño, lo único que encontré fue un silencio absoluto. Obviamente, sabía que todos estaban curiosos por saber qué había pasado, puesto que mi madre había hecho un escándalo, yo también, y luego pasé una buena cantidad de tiempo encerrada con un hombre que odiaba con todo su ser que sus asistentes pasaran demasiado tiempo en su oficina.
Me imaginaba que, para todos, era intrigante que él tuviera tantas consideraciones conmigo.
Y si supieran las verdaderas razones…
Personas como Leila jamás se atreverían a molestarme como lo había hecho ella. Ni siquiera le había preguntado a Donovan si era cierto lo que me dijo la pelirroja: que ellos dos estaban juntos.
Donovan lo estaba dando todo por mí, y habíamos tenido algunos encuentros que me transportaban a aquella noche antes de mi boda, pero, más allá de eso, no