La mañana me encontró despierta mucho antes de lo que hubiera querido. Aun así, no me moví ni un milímetro. Me quedé mirando el techo, sintiendo cómo mi cuerpo pesaba y se quejaba por lo que había pasado la noche anterior. No sabía si arrepentirme por haberle confesado toda la verdad detrás de mi embarazo perdido o agradecer que, por fin, la verdad estuviera afuera.

A pesar de todo el dolor, me sentía un poco liberada ahora que Donovan conocía toda la verdad.

Donovan...

Cuando me giré, ahí estaba mi futuro esposo. El hombre que me estaba dando una nueva oportunidad para vivir. Dormía profundamente, aunque su ceño seguía fruncido, como si ni siquiera el descanso pudiera liberarlo del dolor interno. Su respiración era pausada, pero cargada de un peso que yo conocía demasiado bien.

Lo he vivido cada día desde que mi pequeño dejó este mundo por culpa de la crueldad de un monstruo.

Me permití mirarlo un momento más, grabando en mi memoria su rostro entero, el contraste de su fuerza y su vu