POV Bastian:
El ruido envolvente del lugar llena mis oídos, al igual que el bullicio de charlas ruidosas y silbidos, mientras el humo parece danzar al ritmo de la música erótica. El lugar, semi-oscuro, se encuentra iluminado con luces rojas que dejan ver lo justo y necesario los cuerpos femeninos que se mueven semidesnudos, bailando de manera sugerente y mostrando sus atributos, pero yo no podría estar más aburrido.
¿Qué hago aquí?
Esa pregunta resuena sin cesar en mi mente, algo que no encaja en este lugar de depravación. Mis ojos aburridos recorren el escenario, deteniéndose brevemente en una mujer que se retuerce con ferocidad en el poste, y ella me devuelve una mirada hambrienta que solo logra asquearme.
No importa cuán sensual sea o cuán grande sea su belleza, ninguna mujer provoca en mí el más mínimo deseo. Ni siquiera esas mujeres que serpentean sus cuerpos con movimientos hipnóticos logran encender, aunque sea una pequeña chispa, en mí.
La verdad, ni siquiera entiendo qué