Dos años después...
Narrador Omnisciente:
La vida siempre continúa, así sea en cautiverio...
Los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses, tejiendo el tiempo hasta sumar dos años. Dos años desde que Alaia conoció a Bastian, dos años desde que él decidió que ella le pertenecería y dos años... desde que empezó esta historia.
Los días trazaron con su tinta invisible, pero firme, la historia y poco a poco fueron avanzando hasta llegar a este tiempo. Crecía con fuerza y determinación un sentimiento feroz, capaz de destruir todo a su paso, pero también con la capacidad de hacer nacer en tierra árida la pequeña flor de la esperanza.
El tiempo también hizo su trabajo en Alaia Evans, pues de aquella niña desnutrida y poco agraciada no quedaba casi nada; solo la sombra de la tristeza que aún se reflejaba en sus ojos oliva, que eran tan hermosos como ningún otro.
Su cuerpo, antes demacrado, ahora era esbelto, con una silueta femenina seductora, pechos llenos a su justa medida y cade