Gema
El beso hambriento de Leonardo y la avalancha de pensamientos lascivos me encienden rápidamente sin poder evitarlo. Estoy tan mojada que las bragas me molestan.
El beso se vuelve tan intenso que me falta el aire; mi cuerpo arde contra el suyo y la respiración se me corta. Intento apartarme ligeramente para coger aire, pero él me retiene: coloca una mano en mi nuca y me empuja acercándome más hacia él. Un calor profundo se extiende en el bajo vientre y me restriego contra él.
Gruñe sobre mi boca pero no se detiene, sigue besándome como si su vida dependiera de ello, y me encanta. La magia que sostenía mis manos se desvanece, y sin poder resistirme, las poso sobre su pecho firme, sintiendo cada fibra tensa bajo mis dedos y luego las subo por su cuello acariciándolo.
Por la Diosa Luna…Quiero tenerlo dentro de mí.
Sí, j*der.
Mi loba lo desea. Supongo que debería hacerle caso… ¿no?
Entonces, un ruido nos hace separarnos de golpe.
' No, no, no, no,'
Giro la cabeza