Leonardo
En la sala de reuniones de Sangre Carmesí, aunque el espacio estaba prácticamente vacío, la sola presencia del alfa Kevin y su beta, Kain, bastaba para llenarlo por completo.
Kevin nos recibe con esa sonrisa suya que siempre logra sacarme de quicio.
Carlisle, por supuesto, le devuelve el gesto encantado. Jamás entenderé por qué esos dos se llevan tan bien.
Kael nos saluda con un leve gesto de cabeza, todo correcto y formal, mientras que Kevin, como siempre, intenta lanzarse a darme un abrazo pero me aparto justo a tiempo. Lo hace a propósito porque me molesta.
—Leo… qué frío eres… —se queja de manera dramática.
Carlisle suelta una carcajada tan sonora que retumba en la sala, disfrutando del espectáculo. ¿Qué somos, niños de seis años?
—No me llames Leo… —gruño entre dientes.
Kevin se gira hacia Carlisle con una sonrisa traviesa.
—Siempre tan serio tu pupilo. Me pregunto cómo se las apaña Leonardo con las hembras… —dice, fingiendo curiosidad.
—Eso a tí,ni te va ni te viene…—di