—La letra de santa se parece a la de mami —observó Lea, aunque no comprendía todas las palabras, sólo su nombre.
Alessia rio y revolvió el cabello de su hija.
—Santa tiene bonita letra, como yo.
Lea encogió los hombros y tomó la caja de regalo.
—¡Es muy grande! —exclamó la niña—. ¡¿Qué es?!
—Tendrás que abrirlo, sólo santa sabe eso —respondió Matthew.
Los niños procedieron a sentarse en el suelo y comenzar a desenvolver los regalos.
Mahika se acercó primero a Ale, luego a Matthew para felicitarlos.
—Tu regalo es ese —dijo Matthew y le señaló una caja pequeña—. Espero que te guste, Ale eligió el color.
—Gracias, señor. Yo igual le tengo un regalo.
Mahika tomó la caja que era suya y luego los dos regalos que eran para Ale y Matthew. A él le regaló una corbata psicodélica en color rojo que decía «The boss», y a ella un hermoso vestido hindú en color amarillo. Alessia estaba fascinada y no paró de repetir que lo amaba.
El regalo para Mahika era un celular dorado con la última tecnología,