Ya faltaba poco, las agujas del reloj se movían de manera lenta lo cual me hacía perder el control, me ponía nerviosa sentirme prisionera entre cuatro paredes, el aire me faltaba y al ver sus ojos posados en los míos me inquietaba bastante. No podía evitarlo, aquellos ojos en un momento dado me hubieran hecho perder la razón, el tiempo, el dolor… pero hoy son el causante de mi sufrimiento. No era la persona con más suerte en el mundo, porque cuando mamá dejó este mundo para siempre, me sentí profundamente sola. Mi madre me había dejado sola a la edad de cinco años. Pero un día como si nada apareció. Bajando de un lujoso auto, mientras un camión de mudanza lo seguía. Aquel niño de cabello pelinegro, me había cautivado desde el primer momento que lo vi. Desde ese entonces no nos separamos por ningún motivo, aunque sintiera el rechazó y desagrado de su familia. ¿Él? Él fue el único que pudo llenar aquél hueco que había quedado en mi corazón. Como si un amor pudiera ser remplazado por otro. No era la chica más atractiva del mundo, ni contaba con riquezas que pudieran llamarle la atención, no fue así. Pero aun así él me decía que yo era lo más importante en su vida, y ni la inferioridad de mi cuna, o la falta de experiencia le harían cambiar de opinión. Por un momento le creí. Creí cada una de sus palabras, que luego se transformaron en crueles mentiras. Cuando pensé en rendirme, conocí a un extraño chico, que sacó mi lado más salvaje. Me hizo creer que quizá no era tarde para confiar en otro nuevamente, pero algo en sus ojos me inquietaba tremendamente. Como si escondiera un oscuro secreto
Leer másMe dirigí a mi salón de clases a la espera de que los agentes policiales llagaran a la escuela para registrar el casillero de Adam. Al entrar el profesor me pidió que me sentara en mi pupitre para comenzar el examen. Pasó por todos los asientos repartiendo las pruebas, y por un segundo me había olvidado del examen. –Tienen una hora para resolver el examen. No quiero verlos hablando les retiraré la hoja ¿Está claro? –Sí – contestamos todos. –¡Perfecto! –Miró su reloj – Comiencen… Me puse a mirar la hoja de cálculo con los ejercicios de mates pero no sé porque no podía concentrarme para realizar las operaciones. Mi mente estaba en blanco, y si no aprobaba las materias adecuadamente y quedaba suspendido tendrían que llamar a mis “padres”, nadie podía descubrir la verdad. Quería primero ganarme la confianza de Alice, para luego decirle todo de una vez por todas; no sabía con certeza si lograría que ella me perdone, pero la haría entrar en razón luego de que le dijera toda la historia
–Quiero decir… -se retractó de sus palabras- si fuera tu novia jamás te haría eso. Bueno –comenzó a hacer gestos raro algo nerviosa- ¿Ya no hay que entrar a clases?Comenzó a caminar deprisa porque al parecer se había puesto algo nerviosa. Tal vez fue apresurado de mi parte haber tocado el tema de los sentimientos.–Espérame–Aparaté –me sacó la lengua y empezó a correr– o Rita nos matará.–Adelántate… tengo que hacer algo primero.–De acuerdo… te veré en el almuerzo – dijo para luego desaparecer entre la multitud de alumnos que comenzaban a enfilarse a la entrada principal.Me escabullí lentamente hacía los vestuarios de la cancha trasera del campus –donde entrenaba el equipo de futbol y los de waterpolo–. Me puse la capucha de una sudadera que traía en mi mochila, para pasar desapercibido y que no notaran mi rostro. Estaba por entrar al vestuario, pero vi a dos estudiantes terminando de cambiarse, así que me oculte entre uno de los casilleros mientras ellos seguían hablando.–No sab
Estaba a punto de mandarla al diablo pero de pronto apareció el ama de llaves para decirle algo a mi madrastra:–Señora, la señorita Eloísa está en el teléfono.–Perfecto. Tomaré la llamada en el despacho.–Cómo usted prefiera, me retiro permiso.Solté una risilla al acordarme de aquella anciana –la mejor amiga de mi madrastra- una anciana que estaba más cerca de la tumba que de otra cosa.–Si ve, no tardes demasiado en contestar… o sería una pena que no llegaras a contestarle a tiempo.Mi madrastra me miró algo enfadada a la vez que se retiraba de la sala repiqueteando con sus zapatos caros en el piso de madera lustrado. Al ver que se perdía su figura al doblar la esquina me reí aún más fuerte, Amalia apareció de pronto para darme mi almuerzo antes de que me fuera, y sin querer se unió a mi risita. Me despedí amablemente de ella para dirigirme a la cochera a buscar mi bicicleta. Era una bicicleta de montaña que mi padre me había regalado para uno de los tantos cumpleaños que pasamos
Estaba dispuesto a traer al mismo infierno a la tierra.Mi padre iba hablar pero lo paré en seco. Ya no soportaba tenerlo cerca.–Sólo dime una cosa… ¿Por qué me enviaste a un internado en Suiza si amabas tanto a mi madre?El silencio se hizo presente entre nosotros, como si se pudiera cortar la tensión con un cuchillo.–¡Eso creí! – dije y luego me reí dándole la espalda.–Hijo…Se acercó a mí lentamente para posar su mano en mi hombro de forma amistosa, o tal vez para intentar arreglar las cosas pero lejos de arreglarlo logró enfurecerme más.–Saca tu mano de mi hombro – conteste tajante- Sí me hubieras querido como tanto dices o sí hubieras amado a mi madre, jamás me hubieras enviado lejos de ti, y de tu “familia”. Al menos si hubieses respetado su última voluntad tal vez consideraría el hecho de perdonarte, pero… no lo haré.Suspiro pensadamente tras mis palabras:– Ya verás hijo… las cosas cambiaran. Quiero que tú y Adam se hagan cargo de la empresa cuando yo ya me retire.Lo mi
Tenía muy claro lo que quería, y era tenerla a ella toda para mí. Mi plan consistía en ir a la misma escuela que ella para luego hacerme su amigo infaltable, curando su herida, pero primero necesitaba que ella confiara en mí. Mi hermano no tenía idea de que me había anotado en el mismo instituto que iba él, es por ello que le pagué a un vagabundo de la calle para que se hiciera pasar por mi padre y así anotarme con el apellido de soltera de mi madre: Smith, Bastian Smith -todos pensaban que era inglés- por lo cual nadie sospechaba de mi parentesco con Adam. Debo admitir que fue muy difícil hacerme invisible en el instituto ya que él era un tío bastante popular lo que hacía más difícil mi trabajo. Fue así que al esconderme un día en el baño de las mujeres para ocultarme de él, es que conocí a Alice. Me encontraba obnubilado por su belleza. No podía creer que aquél ángel con ojos pardos me había encontrado en uno de los cubículos del baño. Me había descubierto escondiéndome de mi peor
Nunca fui un tío de salirme del renglón. Siempre fui callado hasta algo obediente porque mi madre me dijo siempre que los niños buenos debían ser así, por lo cual trate de adaptarme a cada situación que me puso la vida. Cuando mi madre murió me tuve que adaptar a mi nueva vida amarga y triste con la nueva familia de mi padre. Él ya tenía una familia con un hijo y una nueva esposa, definitivamente mi madrastra me hacía sentir que yo sobraba contantemente en esa casa comparándome con mi hermanastro Adam. Me decía que no era un Relish por más que tuviera el mismo apellido, jamás sería parte de ellos. Era como si fuera un extra entre ellos, alguien ajeno que venía a ocupar un luegar que no les correspondía. Me di cuenta al tiempo, que esa familia no era del todo perfecta, porque se notaba que a mi padre le afecto saber que mi madre había fallecido y además que producto de su amorío nací. Lo había dejado algo tocado tanto así que comenzó a beber poco después que llegué a la casa provoc
Último capítulo