–Quiero decir… -se retractó de sus palabras- si fuera tu novia jamás te haría eso. Bueno –comenzó a hacer gestos raro algo nerviosa- ¿Ya no hay que entrar a clases?
Comenzó a caminar deprisa porque al parecer se había puesto algo nerviosa. Tal vez fue apresurado de mi parte haber tocado el tema de los sentimientos.
–Espérame
–Aparaté –me sacó la lengua y empezó a correr– o Rita nos matará.
–Adelántate… tengo que hacer algo primero.
–De acuerdo… te veré en el almuerzo – dijo para luego desaparecer entre la multitud de alumnos que comenzaban a enfilarse a la entrada principal.
Me escabullí lentamente hacía los vestuarios de la cancha trasera del campus –donde entrenaba el equipo de futbol y los de waterpolo–. Me puse la capucha de una sudadera que traía en mi mochila, para pasar desapercibido y que no notaran mi rostro. Estaba por entrar al vestuario, pero vi a dos estudiantes terminando de cambiarse, así que me oculte entre uno de los casilleros mientras ellos seguían hablando.
–No sab