P.O.V. Dante
Después de meses buscando a esa mujer, por fin sé exactamente en qué parte de Rusia está.
Sin perder tanto el tiempo, me voy en el jet y me llevo a Silvana. No voy a dejar a esa perra para que escape.
—Estás lista para conocer Rusia —le digo a Silvana que va sentada en uno de los asientos amarrada a él.
—¿Y por qué tengo que venir yo? —me preguntó molesta.
—Porque necesito tener a las dos perras juntas para vengarme de las dos por la muerte de mi hijo —le explico molesto, solo sé recordarlo.
No me contesta; nos vamos en silencio todo el viaje. El jet aterriza en Rusia, salgo por la puerta y respiro el aire frío de ese lugar.
Espero que Ava no logre nada con su nuevo hombre que busca, porque si no, eso va a hacer un gran problema.
Bajo las escaleras, y uno de mis guardaespaldas, baja a Silvana en su hombro.
—Bájame, hijo de perra —escucho como me insulta y cómo le golpea la espalda. La sube a la cajuela del auto y yo subo al auto.
Mi guardaespaldas sube al quitado también