LARS
Todo era… confuso.
Al principio fue la oscuridad, pero en medio de ella podía escucharlo: sus palabras, sus ruegos, sus deseos, sus disculpas. No lo olvidé incluso tras despertar. ¿Cómo podría?
Y verlo después de despertar fue… descorazonador: estaba delgado, demacrado, y en su rostro podía verse el peso del tiempo, de la preocupación y la culpa.
¿Pero cómo podía culparlo?
Los primeros días tras despertar se me fueron en un borrón: médicos, medicinas, diagnósticos, exámenes, visitas y fisioterapia. Me dijeron que tanto mi padre como mi hermana, y todos los demás implicados, habían sido trasladados a una cárcel de máxima seguridad, y que sus destinos estaban pendientes de decisión. Almen fue adquirida por Ulrik, no por Frantid, sino por Ulrik, y ahora se tambaleaba al borde de un proyecto de reestructuración.
Sí, supe muchas cosas en esos días, pero me quedaba algo, algo que veía en los ojos del hombre al que amaba, ese al que tuve que regañar para que se fuera del hospital y toma