ULRIK
Recibí una llamada, y tuve que salir del hospital con mis escoltas.
Nos dirigimos a la sede central de la policía, y un par de detectives me condujeron muy amables hasta una habitación de interrogatorios promedio.
Apenas entrar supe que no había ni cámaras ni micrófonos, y empecé a grabar tras encontrar al hombre al que venía a ver.
Niels estaba sentado a una mesa de acero inoxidable, esposado y notablemente molesto.
Al darse cuenta de mi presencia se enfurruñó, y no tardó en atacar.
—¡¿Qué demonios haces tú aquí?! —bramó, como un perro desquiciado, incapaz de controlarse.
—Oh, solo quiero hablar un poco contigo antes de que te transfieran, eso es todo —dije con calma y me senté en la silla libre.
Suspiré, crucé una pierna sobre la otra y me mostré relajada. Este era mi juego, después de todo.
Niels no tenía fianza y no podía salir bajo ningún motivo, y el juez decidió trasladarlo a una prisión de máxima seguridad donde pudiera asegurarse que sus tentáculos no llegaran, lo que m