LARS
Quién podía saber por qué, pero estaba nervioso.
Me arreglé la corbata frente al espejo, pero no me gustó como quedó, así que deshice el nudo. Ya era la tercera vez.
Detrás de mí, dos carcajadas resonaron, y volteé a ver a sus emisores con ojos acusadores. Pero claro, ellos no dejaron de reírse por eso, sino que me miraron divertidos.
—Pareces un adolescente que va a su primera cita en el baile de graduación —comentó Joris.
Él y Casper estaban sentados en el borde de la cama, contemplando mi desgracia mientras se burlaban.
—¿Es un crimen estar nervioso? —espeté y me volví hacia el espejo para rehacer el nudo.
—No lo sé… pero es gracioso —intervino Casper—. Para empezar, no estás saliendo con él, pero si así fuera no es la primera vez que salen. Segundo, no es la primera vez que vas a ver a sus padres, ni que asistes a una celebración de su aniversario. Tercero, tus padres y familiares no están cerca, así que deberías relajarte y ser tú mismo, Lars.
Resoplé, molesto porque el nudo