LAURA
El sol de la tarde bañaba el parque de diversiones con una luz dorada y cálida. El aire estaba lleno de risas, el sonido de los juegos mecánicos y el bullicio de la gente disfrutando del día. Jazmín había organizado la salida, invitándonos a Ramiro y a sus hermanos. Martin no pudo venir porque tenía trabajo, pero eso no me impidió disfrutar de la compañía de mis amigos.
Entre vueltas en la rueda de la fortuna, carreras en los carritos chocones y la adrenalina de la montaña rusa, la tarde transcurrió entre gritos de emoción y carcajadas. Era uno de esos momentos en los que me sentía libre, sin preocupaciones, sin sombras del pasado acechándome.
Pero entonces, entre la multitud, lo vi. Bryan estaba allí, a unos metros de distancia, con las manos en los bolsillos y una expresión de incertidumbre en el rostro. Me observaba, como si dudara en acercarse. Nuestras miradas se cruzaron y por un instante, todo el pasado pareció caer sobre mí como una ola. Sin embargo, algo dentro de mí me