BRYAN
Giré el rostro y la vi parada en la entrada del café, con los ojos encendidos de furia.
Martin, aún sonriendo a pesar del golpe, se limpió la sangre de la boca y me miro con satisfacción.
—Justo a tiempo —se burló, mientras Laura corría acercándose.
Laura se acercó y, para mi sorpresa, lo ayudó a incorporarse. Luego, sin dudarlo, me miró con rabia y me lanzó una bofetada que me dejó helado.
—No quiero que vuelvas a acercarte a nosotros, ¿oíste?
Sus palabras me atravesaron más que cualquier golpe. Me quedé inmóvil, viendo cómo tomaba a Martin del brazo y se lo llevaba.
No me miró ni una vez más.
Al salir de la cafetería, los vi.
Laura y Martin, besándose con pasión a unos metros del lugar.
Mi pecho se comprimió, sentí un nudo en la garganta y desvié la mirada. No podía soportarlo. Con pasos pesados, me alejé rumbo a casa.
Mi corazón estaba hecho pedazos. Pero no era solo por las fotografías ni por el beso que acababa de presenciar. Lo que más dolía era la dureza con la que Laura