La vida de Alina Klara lleva un perfecto orden, nada, ni nadie puede alterarlo. O eso creía, hasta que lo conoció a él. Alexei Voronin, líder de la mafia Rusa. Solo basto una mirada para que él quiera poseerla y tenerla a su lado. Pero... ¿Alina se rendirá ante él?¿O luchará hasta que él caiga a sus pies?
Leer másTodos en algún punto de nuestras vidas nos volvimos adictos a algo. Yo al trabajo, a los libros, a los estudios. Me pareció la mejor manera de sobrellevar la perdida de mis padres.
Fallecieron cuando cumplí los dieciocho años en un accidente de auto, iban camino a mi fiesta. Creo que eso es lo que lo hace más doloroso, tal vez si no hubiera hecho nada para celebrar, ellos seguirían aquí conmigo.
Pero de eso se trata la vida ¿no? De suponer que si hubiéramos hecho las cosas diferente, el resultado hubiera sido distinto.
Puede que también sea una de las razones por las que decidí estudiar medicina, me consuela la idea que aunque no salve a mis padres, podré salvar muchas otras vidas.
Soy pasante de último año, estoy especializándome en cirugía cardiovascular. El corazón es algo que siempre me ha llamado la atención, el cómo funciona, el cómo este está formado y si el mismo puede romperse a causa de un dolor demasiado fuerte.
Y comprobé que si es posible, pero no por mí, porque aunque el dolor de la muerte de mis padres me perseguirá toda la vida, es un dolor que me impulsa a ser mejor cada día.
Lo hice con una mujer de cuarenta años, Raquel Black. La conocí en mi primer año como pasante, ella y su esposo tuvieron un accidente de auto y tristemente él falleció. Un año después Raquel estaba aquí en emergencias por un ataque al corazón, el mismo día que su esposo había fallecido. El dolor la fue consumiendo poco a poco, hasta tal punto que le rompió el corazón.
La ingresaron a cirugía de inmediato, era la única pasante libre en ese momento y me tocó ser la ayudante del Dr. Jhosua D' Souza. El mejor cirujano cardiovascular que hay en este hospital, mi mentor. Gracias a eso Raquel sobrevivió y hasta el día de hoy se volvió como una abuela para mí.
Y eso me demostró que el corazón además de ser un órgano muy interesante, si es capaz de romperse, pero solo si el dolor es verdadero y en este caso si el amor de tu vida se va de tu lado.
Todos los días veo actos de amor puro en el hospital, es ese tipo de amor que a pesar de que el momento sea difícil no se rinde, simplemente lucha constantemente.
Siempre he admirado eso, el luchar por una persona. Yo por lo único que he luchado es para pasar el semestre y sí que me había costado.
El hospital es otra cosa a lo que me volví adicta, paso la mayor parte del tiempo en este lugar y cuando no es así, estoy con Raquel.
Una fuerte alarma me interrumpe cuando escribo, me gustaba escribir mi vida como si fuera un libro.
Paciente de accidente automovilístico, trauma craneócefalico tipo uno. Preparen la sala de operaciones de cardiología con urgencia. Dr. Jhosua dirigirse a la sala de operaciones junto a la pasante Alina Klara.
Salgo corriendo a la sala de operaciones principal, es la sala que siempre utiliza Jhosua. El paciente debe estar muy grave como para que pongan una operación del corazón, sobre la del cerebro.
Cuando llego al elevador este está cerrándose con una paciente en silla de ruedas.
¡Carajo!
Que el cardio que hago en la mañana me sirva para subir corriendo las escaleras.
Cuatro pisos, cuatro malditos pisos. ¿No pudieron poner la sala principal de cardiología en la primera planta?
Llego sin aire en los pulmones, pero nada de eso importa cuando veo llegar al paciente. Entro en la sala de operaciones, me desinfecto las manos y una enfermera me ayuda con el material de protección.
Cuando termino de entrar ya Jhosua tiene al paciente listo para operar.
— ¿Que tenemos?
Tiene unos cuantos cortes en el rostro y la cabeza vendada. El pecho lo tiene totalmente abierto, Jhosua se me había adelantado.
— La arteria principal se rompió en el accidente, si no la cerramos el corazón dejara de latir— una enfermera hace succión, hay demasiada sangre alrededor del corazón— tu coseras la arteria.
— ¿Yo? Nunca lo he hecho, no tengo experiencia. Solo tiene minutos de vida— me entra el pánico al ver qué no cambia de opinión— ¡¿Porque no lo haces tú?!
— Alina no te desesperes, esto te servirá para aprender.
— ¡Pero es una m*****a vida, es un ser humano! ¡No un muñeco de prácticas! ¡Morirá si no lo hago bien! — literalmente estoy gritando, si le quedaban quince minutos era mucho.
— Morirá si no haces nada— lo dice con toda la calma del mundo.
— Bien— lo empujo y me pongo frente al paciente — Nombre y edad — si muere, por lo menos podré ir a su funeral si se su nombre.
— Alexei Voronin, 28 años de edad— solo asiento e inicio la operación.
Por Favor no mueras Alexei.
Les indico a las enfermeras que inicien el proceso para detener el corazón, le suministran los medicamentos y minutos después sus latidos disminuyen hasta que se detienen por completo, inmediatamente activan la máquina de circulación extracorpórea que se encarga de hacer circular la sangre por todo el cuerpo.
No soy consciente de lo que pasa a mí alrededor, mi único objetivo es salvar a Alexei. Sé que Jhosua está haciendo su parte, pero no se compara a la mía. Intento mantener mis nervios a raya, al igual que mis pensamientos pesimistas.
Nunca he tenido que llevar el peso de una vida en mis manos, eso siempre lo hacia Jhosua, mi trabajo era simplemente observar, suturar al finalizar y realizar prácticas en simuladores o muñecos diseñados especialmente para este tipo de carreras. Cuando estoy a punto de cocer la arteria, el equipo que mide la presión alrededor del corazón activa sus alarmas.
— ¡Necesito succión ahora!
Una enfermera se acerca y succiona la sangre que había salido de otra arteria que estaba operando Jhosua.
— Ten más cuidado, si no lo mato yo, mucho menos lo harás tú — le digo entre dientes.
El miedo sin duda aún no me abandonaba, pero ahora una seguridad crecía en mí. Ahora sabía que podía hacerlo.
Es maravilloso como las decisiones hacen cambios en tú vida, después de ese día mi carrera como cirujana cambiaria.
Pero lo que no sabía era el cambio que traería haberle salvado la vida a Alexei Voronin ese día.
Anastasia Smirnov La semana después de mi coronación había sido bastante ajetreada, conocer a todas las personas de las cuales ahora era responsable había sido mas agotador de lo que imagine, pero fuera de eso lo había disfrutado. Alexei estuvo conmigo en cada uno de esos momentos y le estaba más que agradecida por eso, la mayoría se había comportado de manera educada, pero siempre podía ver la desconfianza con la que me miraban y de cierta manera los comprendía, no conocía lo suficiente de este mundo como para ser su líder, pero estaba más que dispuesta a dar lo mejor de mí. También había iniciado a trabajar en el hospital, la rutina, estar en movimiento y ayudar a otras personas me sentó de maravilla, en muy pocas ocasiones pensé en esos tortuosos tres días y cuando no estaba en el hospital Alexei me mantenía distraída. Ya fuera son sus dedos, su lengua o su… — ¿Ana? — Joshua me toca ligeramente en el hombro sacándome de mis pensamientos — ¿Estas bien? — Si, si dime que sucede —
Anastasia Smirnov El camino al hospital había sido largo, Alexei iba a mi lado mientras el chofer conducía, había llegado el día que ni en mis sueños más locos me imagine, hoy era mi ascensión o así lo había llamado mi padre. Hoy sería el inicio de una nueva etapa en mi vida, pero ahora ya no me escondía de nadie y sabia quien era y lo que era. Pero que fuera a dirigir una mafia no significaba que dejaría mi sueño de ayudar a otras personas a un lado. Quería trabajar en un hospital, en específico donde había hecho mis pasantías, sabía que no lo necesitaba, pero quería hacerlo y esa fue una de las razones por las que Alexei no se opuso, aunque la idea de trabajar junto a Joshua no le agradaba. — Alexei — nuestra relación había avanzado considerablemente y sabia que nos faltaba muchísimo por recorrer, pero si algo teníamos claro era que nos amábamos y queríamos una vida juntos — Creo que la idea de recorrer este trayecto todos los días me agota de solo pensarlo, en ocasiones tendré
Alexei Voronin Su rostro se encontraba sereno, había logrado conciliar el sueño después de que le cante tres veces, el calor de su cuerpo derretía mi frío corazón, cada latido que daba ahora era por ella. No duermo en toda la noche, quería asegurarme de que no tuviera más pesadillas, el peso de la culpa había aumentado cuando entre a la habitación y estaba gritando, se me desgarro el alma al verla así. Haría pagar a los cuatro hombres que le habían hecho esto, sabía que nos esperaba un camino largo, pero la apoyaría y como le había dicho, era su ancla. La mitad de su cuerpo se encontraba sobre el mío, era la única manera en la que podía dormir sin que las heridas en su espalda le dolieran, en el hospital no tuvo problemas gracias al sedante, pero aquí lo único que mantenía el dolor de su cuerpo a raya eran los medicamentos. No me había dejado verla, me había mantenido fuera de su vista las veces que se ducho en el hospital. Acaricio su cabello mientras pienso en todas las maneras
Anastasia Smirnov Me habían dado de alta hace unas horas, Joshua fue quien me operó y le agradecía a Alexei por haberlo llamado. Regresaríamos a Rusia, no me ponía muy feliz viajar después de haber sido operada del corazón, pero era necesario, no había tenido la oportunidad de despedirme de Lorenzo y agradecerle, pero tenía la esperanza de vernos en un futuro. Alexei me lleva en brazos para no subir las escaleras que nos llevaban al interior del jet, me deposita con una delicadeza que nunca imaginé en él sobre el asiento junto a la ventana y se sienta a mi lado. Éramos los únicos en el avión, mi padre y Dimitri se quedarían un par de días más para solucionar el desastre que conllevaba llevarse al hijo del líder de la mafia italiana. Esperaba que todo se solucionara pronto. — ¿Estás bien? — pregunta Alexei, no estaba ocultando mi angustia tan bien como creía. — Sí, estoy bien — no habíamos hablado mucho después de que pregunto sobre mi secuestro y sabía que era yo quien ponía esa
Anastasia Smirnov Mi cuerpo me pedía que descansara, pero si no obtenía respuestas ahora entonces me vendría abajo. Esto era algo que necesitaba para no pensar en los últimos días. — ¿Y bien? — se habían sentado y me miraban fijamente. Mi padre suspira y comienza hablar. — Mucho antes de que yo conociera a tu madre, tu abuela Anoushka o Ana, trabajaba para mí padre, tu abuelo Antonio Smirnov, ella era la encargada de su seguridad, ella era alguien muy querida por todos y una guerrera. Un día conoció a Jasha Syoma, tu abuelo, era uno de sus guardias, pero también el diseñador de armas más buscado del mundo, se enamoraron y tuvieron a una niña, Alina Syoma, tu madre. « Siguió los pasos de su madre y comenzó a trabajar para mí padre, un día enviaron a tu abuela a una misión, acabar con los italianos, pero ella terminó secuestrada por ocho meses, durante ese tiempo tus abuelos la buscaron, pero nunca la encontraron, después de los ocho meses enviaron su cabeza en una caja a Jasha. Eso
Alina Klara Mi cuerpo se sentía ligero, las sombras en mis parpados se movían de un lado a otro, mi mente se encontraba en blanco, me encontraba sola en la oscuridad y aun así no estaba asustada. Percibía movimientos a mí alrededor, una mano cálida sostenía la mía y trazaba círculos en ella, no tenía que ver para saber quién era. Intentaba evocar los recuerdos de lo que había sucedido, mi secuestro, las torturas, una explosión, luego me liberaron y por ultimo una punzada en mi pecho que me aterro a pesar de estar inconsciente. — Cariño — la voz de Alexei se escuchaba cansada — Anhelo por primera vez ser reprendido por alguien, despierta así sea para gritarme o para echarme en cara no haberte dicho la verdad pero despierta… por favor — sentía el dolor que desprendían sus palabras. Quería abrir los ojos y decirle que estaba bien, pero que no debe descuidar su salud así, pero soy arrastrada de nuevo a las sombras. Lejos de mi diablo. ф En esta ocasión cuando regreso a la consciencia
Último capítulo