—¿Después de tantos años, en la familia Louis todavía no pueden controlar a Rebeca? —la mirada de Giovanni se volvió más seria.
—Ya sabes cómo es. En la familia casi todos son hombres, Rebeca es la única hija… y la tienen como una reina —respondió Thiago con un suspiro cansado.
Giovanni seguía tenso, sin decir nada por unos segundos. Al final, habló:
—Más les vale enseñarle a comportarse. Porque si algún día se le va la mano, la familia Santoro no va a taparle nada como hacen ustedes.
Fue una advertencia.
Si Rebeca se metía con Clarissa, Giovanni no pensaba quedarse de brazos cruzados.
Además, los Santoro eran de San León, y los Louis de Avelina. No compartían negocios, más allá de la amistad personal entre Giovanni y Thiago. Si el asunto se salía de control, ni siquiera la familia de Rebeca podría cubrirla.
—Entendido. Se lo voy a decir a mis papás —asintió Thiago, pensando que ya era hora de ponerle un alto. Su hermana se pasaba la vida metida en drama tras drama.
Mientras tanto, Cla