Mundo ficciónIniciar sesiónMamá sabía que no le escribiría a menos que fuera algo en verdad grave. Papá había sido por demás explícito al respecto: si me iba de casa a vivir con Dylan en la otra punta del país, que me olvidara de ellos.
Una amenaza que no había tomado en serio. Hasta que papá encontrara a mamá hablando conmigo una semana después y le había quitado el teléfono. Me había dicho que no volviera a contactarlos mientras siguiera con “ese delincuente juvenil que te arruinó la vida” y había cortado. Y cuando volví a intentarlo, descubrí que él, mamá y mis hermanas habían bloqueado mi número.
Un par de semanas después, había recibido un mensaje de un número desconocido con el prefijo de casa. Era mamá, diciéndome que guardara ese número para emergencias. No debía llamar







