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Moros.
Gran y miserable inmortalidad, condenado a estar en la eternidad amarrado a la vida a pesar de todos sus altos y bajos. Afrontando el castigo de ver la vida pasar ante mis ojos completamente solo, deseando a diario el descanso que le doy a muchos.
Deseando una simple compañía.
Y esa pequeña esperanza de lograr tenerla se esfumó en el momento que el nombre de Raphael perdió credibilidad para ser Moros el verdadero protagonista.
Tan fácil habría sido mentir.
Mucho más fácil habría sido acudir con la magnífica diosa de la memoria y que borre este desastre.
¿Por que soy incapaz de ello, si tanto aclamo amarla?
Quizás por que soy un cobarde.
Un estúpido cobarde que duda si realmente merece la dicha de ser amado.
Un muy estúpido hombre que solo piensa en que es incapaz de hacer algo por el bien de esa mujer en el reino de los humanos que ansia ser amada con todo su ser.
Mi papá tiene razón.
Si nunca ame. ¿Como se que en verdad puedo ser ese hombre que la tanto anhela?
Que difícil