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Axel:

En Chicago..

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Emma ha estado demasiado inquieta desde que Mikael se fué, dice que está ansiosa y que en ese viaje algo salga mal.

Anoche durmió con ambos en mi habitación, se negaba a dormir sola así que la acompañamos, hoy era sábado, ni Carlo ni yo íbamos a trabajar, tendremos el fin de semana para cuidarla y consentirla. Carlo se levantó para hacer el desayuno y ella estaba dormida abrazada a mi, poco a poco se removió.

—Buen día bonita —bese su cabeza— ¿Cómo dormiste? —mi voz salía espesa por el sueño.

—No dormí muy bien —bostezó—, sigo pensando en Mikael, me ha enviado un solo mensaje diciéndome que llegó, pero no hubo más mensajes. 

—¿Has intentado llamarlo? —pregunté suavemente.

—Si pero no me contesta —se sentó en la cama y talló sus hermosos ojos—, estoy preocupada.

Me senté en la cama —No estés preocupada mi amor, el estará bien, ya verás.

Se levantó de la cama y empezó a caminar de un lado a otro.

—Es que.. Mikael me contó que su padre es muy cruel que lo quería casar con una mujer mayor que el y esas cosas —se cruzó de brazos— no lo sé —desvió la mirada—, creo que lo de la enfermedad de su padre es falso, no creo que sea real. 

Me levanté y la abracé, creo que tiene un poco de razón, por lo poco que sabemos de la familia de Mikael es que tienen fama de ser malas personas, Mikael no nos ha contado más a fondo su vida ya que dice avergonzarse de su apellido y de la clase de padre que tiene.

—Más tarde lo llamaré ¿Si? —asintió— ahora vamos a asearnos para desayunar, Carlo debe estar haciendo la comida.

Ella se fue a lavar la cara y los dientes mientras que yo me coloque una camisa y empecé a ordenar la cama, ella salió ya vestida con su pijama de ositos de dos piezas, salimos de la habitación, ella fue corriendo para abrazar a Carlo por la espalda.

—Buenos días —besó sus labios cuando se separaron—. Ya está listo tu café. 

El le dió su café y me dió uno a mi, sirvió el desayuno, luego empezamos a comer, hablamos un poco hasta que el teléfono de la casa de Mikael sonó, Carlo se levantó a atender y se quedó en silencio por unos segundos.

—Si habla Carlo Anttoneti ¿Quien habla? —hizo una pausa— ¡¿Que?! —se sentó en el sofá— ¿Cuando sucedió? —busco rápidamente una libreta y empezó a anotar algo.

Ambos nos acercamos a el, Emma se le notaba que estaba muy asustada. 

—Gracias por llamar señorita.. Iremos cuánto sea posible. —colgó.

—¿Que paso amor? —Emma se sentó a su lado— ¿Pasó algo con Mikael verdad? —había miedo en su voz.

—Me llamaron del hospital de Moscú para avisarme que Mikael está allá, llegó con una herida de bala y al parecer es grave —su voz salió temblorosa—, tenemos que ir hasta allá, el en medio de todo eso dió mis datos y de cómo localizarnos.

—¡Dios! —Emma se tapó la boca y sus ojos se llenaron de lágrimas— lo sabía.. tenemos que ir ya mismo para allá —se levantó del sofá—, no podemos dejar a Mikael allá solo.

La abracé y ella soltó su llanto, su cuerpo empezó a temblar, yo trataba de estar calmado. 

—Tranquila bonita, iremos hoy mismo para Rusia, yo me encargo de reservar los pasajes, Carlo ¿Sabes en qué hospital está?

—Si, una enfermera me dió los datos, voy a hacer una maleta pequeña.

—Yo.. yo tengo que ir a mi departamento por unas cosas y mi pasaporte —se limpió las lágrimas—, y hacer una maleta pequeña.

—Vamos a tu departamento cuando vayamos camino al aeropuerto ¿Si? —le dijo Carlo— voy a hacerte un té para los nervios.

Carlo la llevó a la cocina y le empezó a preparar el té, yo llamé a Kurt para contarle lo que estaba pasando y que se hiciera cargo de la pastelería mientras yo no esté,  Carlo hizo su maleta y Emma se arregló rápidamente, salimos del departamento de Mika y maneje hasta el mío, Emma fue con Carlo a recoger su maleta y cosas yo entré a mi habitación e hice una maleta mediana, no sabíamos cuántos días estaríamos allá, llamé al aeropuerto para reservar un vuelo para hoy mismo directamente a Rusia, por suerte había uno disponible para esta misma tarde, ya mi maleta hecha me duche rápidamente y tomé mis cosas junto con mi pasaporte y dinero en efectivo que tenía guardado.

Ya todo listo los tres fuimos directamente al aeropuerto, teníamos una hora para abordar el vuelo, hicimos lo correspondiente y subimos al avión, Emma estaba con los nervios de por medio, Carlo y yo intentamos calmarla un poco hasta que el avión despegó.

Muchas horas después..

Moscú, Rusia.

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Después de muchas horas de vuelo, ninguno de los tres pudo dormir o estar tranquilos, reservamos un hotel con una sola habitación, Emma y Carlo se ducharon rápidamente y se cambiaron para el clima de Rusia, luego lo hice yo, Carlo se encargó de alquilar un auto para poder movernos por Aquí, ya todos listos bajamos hasta recepción donde nos tenían el auto, Carlo manejó hasta la dirección del hospital, después de estacionar, bajamos y Carlo buscó a la enfermera que lo llamó, esperábamos con suerte que ella estuviera aquí.

Habló con una mujer y luego llegó hasta nosotros.

—¿Que te dijeron? —preguntó Emma.

—Nada —suspiró—, tenemos que esperar a la doctora que lo estaba atendiendo cuando llegó.

Rendidos nos sentamos en la sala de espera, Emma se recostó a mi lado y se quedó dormida, todo esto la ha tenido muy cansada. 

Poco después llegó una doctora preguntando por nosotros, Carlo se acercó a ella, Emma se levantó y fue hasta el y yo la seguí.

—La bala fue extraída con éxito —ella sonreía, parecía feliz—, por ahora se quedará unos días aquí para que tenga un buen reposo, afortunadamente no hubo ningún daño por la bala, en un momento podrán pasar.

—Gracias doctora —le dije y ella asintió para después irse.

—Bueno, ya sabemos que al menos no hubo un daño peor —Carlo suspiró aliviado—, ya pasaremos a verlo mi amor. 

Emma lo abrazó, aún se veía asustada, la entiendo, yo tambien me asuste. 

—Tenía miedo Carlo, te lo juro.

—Lo se mi bonita —acarició su espalda—, el es fuerte, cuando se recupere nos vamos a casa.

Una hora después..

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La doctora nos dió paso a la habitación de Mikael, cuando lo hicimos Emma fue la primera en sentarse al lado de Mikael y empezó a llorar. 

—Eres un tonto, te hubieses quedado en casa.. Ahora estás aquí acostado.

—Lo siento mi bonita —se escuchó su voz.

—Mikael —sonreí—, te ves de la m****a —me reí.

—Claro, ahora te estás vengando de mi cuando te cuide —hizo una mueca de dolor—, ya sabes que hierba mala nunca muere.

—No seas tonto Mikael —Carlo se cruzó de brazos—, en serio nos diste un susto de la m****a ¿Cómo te sientes?

—De la m****a —rio leve—, hace un día me sentía peor pero ya ahora no me duele tanto.

—¿Que pasó amor? ¿Por qué llegaste así aquí?

Mikael iba a hablar cuando la doctora entró con una sonrisa.

—¿Cómo te sientes Mikael? —preguntó ella sonriente.

Por lo que puedo ver ellos dos se conocen, porque la mujer parece contenta de verlo.

—Bien Anastasia —asintió un poco—, ahora que ellos están aquí.

La mujer vio a Emma y su vista se posó en las manos de ellos entrelazadas, su sonrisa se borró de inmediato. Entonces si tenía razón, ellos se conocen. 

—Te presento a mis mejores amigos, Carlo y Axel —nos señaló a ambos y le estrechamos la mano—y mi hermosa novia Emma.

—Un placer Emma —la mujer sonrió tensa.

—Igualmente —Emma le habló en un tono seco-—, gracias por salvar a mi novio doctora, se lo agradezco mucho —dijo ella en tono inocente. 

—Para mi fue un placer de haber ayudado a un viejo amigo —la mujer tocó el hombro de Mika y Emma se tensó—, regresaré más tarde a verte, por esta noche podrán quedarse los tres, pero mañana tiene que quedarse una sola persona.

—Lo tendremos en cuenta doctora —habló Carlo un poco serio—, gracias.

Ella dió un asentimiento de cabeza y salió de la habitación, Emma miró a Mikael alzando una ceja, le soltó la mano para así, cruzarse de brazos.

—¿Qué pasa bonita? ¿Por qué de repente estás así? —el frunció el ceño.

Era más que obvio que Emma estaba celosa por la cercanía de la doctora hacia Mikael, no le gustó para nada, yo creo que ellos dos tuvieron algo, conociendo a lo perro que era Mikael, no lo dudo. Ahora si que está más que jodido. 

Estás en problemas amigo.

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