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Mika:

Hoy quería hablar a solas con Emma, anoche Axel me llamó para decirme que había aceptado salir con nosotros, así que hoy quiero un pequeño momento a solas con ella.

Cuando salió de la oficina del decano, la note un poco afligida, más no quise intervenir ya que estaban sus padres.

Me sorprende mucho que ella también venga de una familia poligama, ella sabe cómo es eso -creo yo-

Seguía en el salón de clases, aún estaba trabajando en las guías de trabajo para los exámenes de final de semestre. Los alumnos son buenos, algunos mejores que otros pero pueden mejorar. 

Llamé a Jessie para preguntarle sobre Emma, solo espero que ella me ayude un poco.

—Aqui estoy profesor —ella sonrió.

—Jessie ¿Cierto? —asintió— quería preguntarte algunas cosas importantes.

—Dígame.

—Verás —llegué hasta ella—, seré honesto contigo, me gusta mucho Emma y me gustaría conquistarla y pues quería preguntarte sobre ella que le gusta y que no.

—Entiendo —asintió— bueno, a ella le gustan muchas cosas —hizo una mueca—, pero la principal sería.. Los libros, de fantasía más que todo, aunque hay veces que Lee uno de romance —hizo una pausa—, también le gusta comer, cualquier cosa, ama el pastel de chocolate —asentí—, su color favorito es el azul, le gustan las series, pintar y escuchar música.

Ya tomé nota mental sobre eso.

—Eso ha sido de mucha ayuda, gracias Jessie. 

—No hay de que profesor —miró a la puerta—, solo le daré un pequeño consejo —asentí— no la lastime, la ruptura de Tom la dejo un poco sensible, su relación con el fue demasiado.. ¿Cómo decirlo? Pésima, el la trataba muy mal y se estaba acostumbrando a ello, mi amiga puede parecer muy fuerte por fuera, pero le aseguro que ella es más sensible de lo que parece.

—Gracias por el consejo, creeme que lo pondré en práctica. —fui a mi escritorio—, aquí tienes tu guía.

Se la entregué, ella me agradeció y salió del salón, seguí en mis guías hasta que escuché la voz de una chica, Hamilton.

Esta chica es un verdadero dolor de cabeza, desde que entré aquí no ha parado de hostigarme, siempre busca una excusa para estar a solas conmigo y eso sinceramente no me gusta.

—Vine por mi guía profe.

Se recargó del escritorio casi que pegándome los pechos en la cara, me aleje de inmediato de ella, conozco a las chicas como ella, tratan de seducir a los hombres y si las rechazas, son capaces de inventar malos falsos, es mejor estar alejado de ella.

—Tenga su guía señorita Hamilton —le dije de manera tosca. 

—¿Por que tan serio profesor? —ladeo su cabeza.

—Por que quiero mantener la distancia, su coqueteo me incomoda mucho.

La sonrisa se le borró y retrocedió.

—Yo.. yo no..—negaba.

—Mejor deje el tema así, señorita Hamilton, puede retirarse.

Ella salió rápidamente del salón, poco después entró Emma, ella cerró la puerta y llegó hasta mi.

—Vine por las guías.

Tomé las de ella y se las entregué, parecía un poco aturdida.

—¿Estás bien? —me acerque más a ella.

—Puede que no.

—¿Deseas contarme? —negó— bien.

—El sábado.. Saldré con ustedes, supongo que ya lo sabes.

—Así es —sonreí leve—, Axel me llamó anoche y me contó todo.

Ella se sonrojo un poco.

—¿Todo? —su tono de voz era agudo.

—Si —asentí—, así que el sábado tendré una cita por primera vez en mi vida.

—¿Lo dices en serio? —rió.

—Si —suspiré—, jamás había salido con una chica, por lo general era sexo casual y ya.

—Entonces eres un mujeriego —se cruzó de brazos.

—Solía serlo, creeme fue difícil dejar esa vida —reí— pero.. Ahora dió un giro totalmente inesperado —camine hasta ella—, hay una chica en específico que llama mi atención, tiene unos enormes ojos grises, pestañas hermosas.. labios que quiero besar —miré sus labios— piel que deseo tocar, eso me causa demasiada curiosidad. 

Ella me miraba sin decir nada, su mejillas tenían ese color carmesí precioso.

Cerré la puerta con seguro, a esta hora todos estaban en la cafetería, regresé de nuevo a ella y le coloque detrás para susurrarle.

—Quiero hacer todas esas cosas... Pero tienes que darme permiso —bese su hombro—, no quiero parecer un aprovechado, pero me es difícil no resistirme a ti.

Ella se volteó y me miró con sus enormes ojos grises, en serio que me encantaban.

La tomé de la cintura y la pegué a mi, acaricié su mejilla y ella cerró los ojos, acerqué mis labios y los pegué a los suyos, de inmediato me correspondió, sabía que sus labios me iban a encantar y no me equivoqué, sus labios son suaves y deliciosos, ella se puso un poco brusca conmigo e intensificó el beso, sentí sus dedos rozar mi cuello y parte de mi cabello, mordí un poco su labio y ella jadeo sobre mis labios, nos separamos poco después por falta de iré.

—Tus.. tus labios me encantan —respiraba agitado.

—Los suyos igual profesor Voslov —susurró.

La pegué más a mi, el olor de su piel me encantaba. 

—Me gusta cuando me llamas así —ella sonrió— creo que tú vas...

—¿Que?

—A Dar un vuelco interesante a mi vida Emma.

—¿Sería malo?

—No —negué—, creo que sería lo mejor que me pudo pasar en mucho tiempo.

—¿Por que desean estar conmigo? Hay demasiadas chicas en este mundo —susurró.

—En la noche de la cena lo sabrás —asintió—, lo único que si te puedo decir es que, nosotros te vamos a querer.

—No te adelantes a las cosas Voslov, no sabemos cómo vayan a suceder todo esto. 

—Cierto, pero por nuestra parte te aseguro que así será, serás como nuestra valiosa perla.

—¿Por qué no un diamante? —alzó una ceja.

—Porque un diamante es muy común, muy simples en cambio... Una perla tarda años en perfeccionarse y es difícil de encontrar, es pequeño, pero delicada y hermosa.. Así cómo tú.

¿Que está pasando contigo Mikael? Jamás habías sido así de cursi, no me reconozco.

Sus ojos brillaron un poco y sonrió aún más.

Nuestros labios se unieron de nuevo en un beso. Pero está vez era más rudo, quería ser delicado con ella pero me lo está poniendo demasiado difícil. Se puso de puntitas dándome a entender que la alzara, y así lo hice, la alcé si separarnos del beso, sus piernas enrollaron mi cintura y caminé hasta el escritorio donde la senté. Y seguí besándola, su lengua jugaba con la mía en un Vaivén necesitado.

—Quiero que me toques Mikael —jadeo sobre mis labios.

Su petición me tomó por sorpresa, no pensé que ella quisiera ir así de rápido. No me negué.

—No sabes lo que estás pidiendo Emma —murmure. 

—Claro que si se —se mordió el labio—, por favor.

—Joder..

Que pidiera que la tocara era demasiado pero.. pedir por favor, me está volviendo loco.

—¿Quieres que te toque ahora Emma? —la tomé de la barbilla.

—Si.. —jadeaba—.. si quiero.

Pasé mi pulgar por sus labios, le solté la mandíbula y le empecé a quitar su blusa dejándola en brasier, observé sus pechos y estos eran grandes, estaban encajados perfectamente al brasier color rosa que usaba, se veía hermosa.

Baje su brasier dejando sus pechos descubiertos y admiré por un momento sus preciosos pechos, estaban firmes y ese color rosa en su aureola y pezones me tenían duro.

Me acerqué más a ella y con mis dedos hice círculos en sus pezones, ella arqueó la espalda haciendo atrás su cabeza, se mordió el labio para no gemir y Vi como apretaba las piernas.

—Ah —gimió en voz baja.

Su mano se posó sobre la mía y ella hizo que apretara su pecho.

—Esto.. es.. —jadeaba.

Me quité la bufanda de mi saco y me coloque detrás de ella, le tomé las manos y las amarré para que no pudiera moverlas. Después me coloqué de nuevo frente a ella.

—Si me pides que me detenga lo haré Emma.

Ella solo negó.

—No lo hagas.

Sonreí aún más, abrí sus piernas y toqué sus muslos, hoy traía una falda negra con botas altas y la blusa de tirantes negra, le quedaba perfecto.

Metí ambas manos hasta la liga de sus bragas, ella alzó un poco el trasero y las deslicé por sus piernas hasta tenerlas en mi mano.

—Me quedaré con ellas.

—No puedo estar sin bragas —se sonrojó.

—Lo estarás solo el día de hoy preciosa Emma.

Besé cuello de nuevo y baje hasta sus senos, metí uno de ellos en mi boca e hice circulos con mi lengua en sus pezones y con otra mano acariciaba su muslo hasta meter mi mano en su falda y tocar su húmeda intimidad.

—Estas mojada Emma —gruñí sobre sus labios.

—Oh Mikael.. —chilló en voz baja. 

Seguí mi camino de besos hasta llegar a su abdomen dónde pude notar una cicatriz en su costado, no era tan grande ni tan pequeña, decidí seguir hasta arrodillarme ante ella.

mis ojos conectaron con los de ella —Eres la primera mujer que ha logrado que me arrodille y creeme que lo haría cuántas veces me lo pidieras.

Empecé a besar sus muslos y pasar mi lengua por ellos, levanté un poco más la falda dejándome ver su preciosa intimidad, se veía brillosa debido a su humedad, alcé mi rostro y ella tenía los labios entreabiertos.

—¿Puedo?

—Si.. —su respiración era un desastre.

Con eso me basto para meter mi lengua en su intimidad, ella hizo el intento de cerrar las piernas pero la detuve, escuché sus gemidos bajitos y no pude evitar sonreír, mi dedo abrió más sus pliegues y lo introduje en ella, mi lengua hacia círculos en su hinchado clítoris, lo tomé en mi boca y lo jale solo un poco, seguí masturbandola con mis dedos y mi boca besaba su deliciosa intimidad, sus jugos salían y yo los degustaba feliz, miré hacia arriba y ella tenía su cabeza hacia atrás mientras de mordía el labio para no gemir fuerte.

Mis dedos se metieron más en ella y la masturbe con fuerza, ella se estaba tensando y apretaba mis dedos, poco después llegó al orgasmo, me quedé en su coño probando su orgasmo, ya después que terminó sus espasmos, saqué mis dedos y los chupé mientras ella me miraba sorprendida, la tomé de la mandíbula y la besé con fuerza haciendo que se probara a ella misma.

—Estas deliciosa Emma —sonreí.

—Dios.. eso fue increíble —seguía jadeando.

Le solté las manos y la ayudé a vestirse mientras seguía en la mesa, ya lista la ayude a bajar de la misma, se tambaleó un poco pero después se puso recta.

Se acomodó el cabello y fue por sus cosas, no sin antes detenerse ante mi.

—Te acompaño —le dije.

—No creo que sea necesario.. Si me ven contigo pensaran cosas y no quiero eso.

—Pues me importa una m****a —me puse frente a ella— porque cuando seas mía, no voy a esconder mi relación por darle el gusto a los demás.

Ella se sorprendió por mis palabras.

Hasta yo mismo lo hice, jamás en mi vida habia tenido una relación formal con nadie y ella sería la primera. Por qué en serio ella me gusta y mucho.

Tomé mis cosas y ambos salimos del salón.

—Entonces la veré el sábado señorita Allen —sonreí.

—Si profesor Voslov —miró el frente—, espero no enterarme de que ha cedido a sus instintos y follar con otra estudiante, porque créame que no sabrá jamás de mi —me miró sonriente.

Que ruda.. Me gusta.

—Le seré fiel eternamente si decide ser mía —me detuve frente a ella y le di un beso corto.

Ella se sonrojó y salió de la universidad rumbo a su auto, me quedé mirándola hasta que desapareció de mi vista, luego conduje hacia el mío, estaba por montarme hasta que que llegó la secretaria del decano -que no recuerdo cómo se llama-

—Profesor Voslov ¿Ya se va? —colocó las ambas manos en su cintura.

—Creo que eso es muy obvio —rei leve—, ya mi horario terminó.

No iba a mentir, ella era bonita y bastante elegante, pero no podía coquetearle más a otras chicas o mujeres si deseo estar con Emma.

Tienes que dejar eso atrás amigo.

—Pensaba invitarle un café —se cruzó de brazos—, ya sabe para conocerlo mejor.

—Lo siento pero tendré que rechazar su oferta —le dije de forma amable—, justo ahora tengo una cita con mi novia y debe estar esperándome.

Ella se descolocó un poco.

—¿Tiene novia? Creí que usted era soltero.

—Deje de serlo hace unos días —sonreí—, si me disculpa, debo irme, que tenga una buena tarde.

Me subí a mi auto y conduje hasta mi departamento, necesitaba darme una ducha de agua fría, me moría de ganas por follarla en ese salón, pero debía controlarme, no quería que se asustara, aunque si le gustó el sexo oral que le hice. A mí también.

Saqué las bragas de mi bolsillo y las miré.

—Vas a ser nuestra Emma, solo nuestra —sonreí.

Sin dudas ella, me encantaba..

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