Jamie:
Desde que tengo uso de razón siempre he tenido lo que quiero, papá me daba todo y yo no hacía ningún esfuerzo por ganarmelo, siempre me jactaba del apellido de mi padre para conseguir mujeres, ir a bares, discotecas y demás, siempre me he creído superior y mucho más que los demás solo por ser un Allen.
Entonces mi vida dió un giro inesperado, papá me hizo casar con Emily, algo completamente descabellado es que suena loco ¿Matrimonio? De solo escucharlo mi ira aumenta, papá nos quitó todo los privilegios, no puedo ir a los clubs, no puedo tener sexo con una linda chica, literalmente estoy atado a vivir como un idiota casado que tiene que estar en casa temprano para complacer a su linda esposa ¡Joder! Eso no es lo mío, lo mío es ir a fiestas, coger con muchas mujeres y que todos me envidien por tener todo lo que ellos desean.
La convivencia con Emily no es muy buena que se diga, la chica siempre nos evita dentro del departamento, al igual que en el trabajo, se supone que es nuestra esposa ¿Porque no nos atiende? Es molesto tener que cocinar para mí y Julian, nosotros no sabemos ni freír un maldito huevo, ahora papá pretende que hagamos el papel que le corresponde a Emily, se supone que ella es nuestra esposa y debe atendernos ¿No? Para eso ella decidió casarse con nosotros.
Tanto Julian cómo yo, estamos sumamente molestos con papá y con esa chica, ellos nos quitaron todo los beneficios, papá por querer remediar lo que hizo y ella seguramente por dinero porque ¿Por qué otro motivo lo haría? Julian se ha encargado de hacerle la vida imposible desde que llegó a vivir con nosotros, la verdad no me importa lo que haga o le diga, ella jamás va a formar parte de los Allen, ella es solo alguien insignificante.
Desde que papá nos quitó el dinero, Julian y yo tenemos que trabajar como unos putos obreros, batir mezcla, cargar bloques y demás, sinceramente jamás pensé trabajar como lo hago hasta ahora, es horrible llegar a la lata de sardina dónde vivimos y no poder contratar a alguien para que me cocine o me haga masajes porque a papá se le ocurrió que viviéramos con lo que ganáramos trabajando ¡Jah! Humillante simplemente es humillante recibir órdenes de un viejo panzón que se fuma un cigarrillo cada cinco putos minutos, cuando yo debería estar metido en la oficina de vicepresidencia dando órdenes como lo que soy, un Allen.
Hoy era mi día libre, decidí quedarme en el departamento, Julian quiso ir al bar donde siempre va a buscar sexo con cualquier mujer, yo decidí quedarme porque necesitaba descansar, llevaba días sin poder hacerlo, el trabajo de albañil es duro muy duro. Al menos Julian y yo no dormíamos en la misma habitación, porque si no, todo sería peor.
Salí al pasillo y escuché música, no tan alta, cuando llegue a la sala Emily estaba limpiando la misma, usaba un short rasgado y una blusa de tirantes color rosa pálido y tenía el cabello recogido. Ella volteó y dió un brinco del susto, casi siempre hace eso.
—¡Me asustaste! —se colocó la mano en el pecho.
—Lo siento, escuché música y decidí ver qué pasaba —dije sin mucha importancia.
—Ah lo siento —apagó la radio—, solo quería oír un poco de música para terminar de limpiar.
—No importa.
Fui hasta la cocina y decidí hacer algo de comer pero ¿Que prepararía? No sé cocinar, en estos momentos odio a mi padre, en estos momentos desearía comer un filete con salsa de naranja y un buen vino, el más caro de la carta, pero no, tengo que comer lo que haya en la nevera y hablando de eso, estaba completamente vacía ¿Porque?
—Oye —ella me miró— ¿Porqué la nevera está vacía? No hay nada en ella.
—Porque hay que hacer las compras —se acercó a la cocina—, se los dije anoche, pero al parecer no me escucharon, como siempre —se cruzó de brazos.
¿Lo había dicho? La verdad si lo hizo, no le preste la más absoluta atención.
—No recuerdo haberte escuchado.
—Como siempre —suspiró—, solo tienen que darme su parte para hacer las compras y ya.
—¿Que? Estás loca si piensas que te daré mi dinero —la mire mal.
—No es para mi niño mimado, es para comprar comida, esa es la idea de la convivencia —seguía de brazos cruzados— compartir los gastos del departamento ¿Acaso lo olvidaste?
Joder, es cierto, papá había dicho que debíamos aportar para los gastos de todo.
—Bien, se hará así entonces, pero ni creas que te daré dinero, iremos al súper a comprar la comida —ella asintió—, iré a cambiarme.
Fui hasta mi habitación y me cambié, me coloque un pantalón negro rasgado a las rodillas, una camisa negra de algodón y una chaqueta, opte por ir sencillo, de.igual forma ya no usaré tanto los trajes que tengo, tomé el dinero y espere en la sala a Emily. Cuando salió ella vestía un vestido rosa con flores y sandalias del mismo color, usaba su pequeño bolso y soltó su cabello, se veía muy bien.
¿Que mierdas estoy pensando?
Salimos del departamento y bajamos hasta la entrada.
—Bien ¿Bus o metro? —preguntó.
—¿Que? Estás loca si crees que me subiré al metro —negué— ni loco haré eso.
—Pues, tenemos que, porque no tenemos auto para ir al súper, tu decides.
—Taxi, pagaremos un taxi.
—No podemos —negó—, lo haremos de regreso con las bolsas, así que tomaremos el bus ya que no quieres ir en metro.
No dije más nada, ella tenía razón pero no sé lo diría, caminamos hasta la parada de buses y ambos nos subimos al mismo, no entiendo cómo es que ella lo hacía ver tan sencillo, yo en cambio me gastaba el dinero en taxi yendo al trabajo, no me gustaba ir en buses, son cochinos y hay mucha gente, odio a la gente.
—Oye tranquilo, es solo el bus —dijo en tono de burla.
—Lo dices porque estás acostumbrada a esto, yo no, yo salía en mi Mercedes a todas partes —mire por la ventana.
—Privilegios de niño rico, supongo —ella miró al frente—, ya llegamos.
Ambos bajamos del bus, ella pagó -obviamente- caminamos un poco hasta el súper, al entrar ella tomó un carrito y empezó a caminar, yo fui detrás de ella. Me sentía como un tonto.
—Bien, compraremos lo necesario para la semana —me miró— ¿Cuánto tienes?
—¿Para que quieres saber?
—Para saber cuánto hay que gastar —soltó un suspiro—, y que hay que comprar... Cierto, olvidaba que jamás lo habías hecho.
—Solo tengo cien dólares.
—Pondremos la mitad cada uno ¿Te parece?
—Si no hay de otra —seguí caminando.
Caminamos por el área de frutas y verduras.
—¿Que comes y que no? —me preguntó mientras miraba las papas.
¿Porque detallaba tanto las papas? Eran solo papas.. Mujeres.
—Pues, la verdad como de todo —mire lo que hacía— ¿Porque detallas las papas?
—Para saber si están frescas —empezó a meter varias en la bolsa—, hace un mes compré unas cuantas y al picarlas estaban muy feas por dentro, yo compraré y tú llevarás el carrito.
No me dió chance de decirle que no cuando empezó a caminar, tomé el puto carro y la seguí como idiota. Ella metía de a poco algunas frutas, la verdad que veían muy bien, luego fuimos al área de carnes, pidió carne, pollo y pescado, después fuimos a comprar el resto de la comida.
—Bien, ya tenemos casi todo —miraba su celular— nos sobran treinta dólares, con nueve pagamos el taxi y nos quedan once.
¿En serio ella sacaba la cuenta? Que extraño.
—Voy a comprar cereal, leche, yogurt y pan ¿Estás de acuerdo?
—Si está bien —dije sin mirarla.
Ya el carrito estaba lleno, ella fue por lo demás y luego regreso, la verdad quería irme,.es tedioso hacer todo esto, al menos no vine solo. Ambos fuimos a la caja a pagar, yo sostenía el carrito mientras que ella sacaba todo en orden y calma, la cajera tenía cara de pocos amigos ¿Todos serán así? Luego de sacar todo rode el carrito y empecé a meter las bolsas con cuidado, no quería romper los huevos, Emily pagó y la chica le devolvió dinero ¿Es eso posible? Digo, jamás había hecho eso o visto mejor dicho, ya que yo siempre usaba las tarjetas.
—Vamos.
La seguí con el carrito ya con las bolsas, ella paró un taxi y el señor nos ayudó con las bolsas, ella solo sonreía amablemente mientras charlaba con el sujeto como si se conocieran de toda la vida.
Ya las bolsas dentro del maletero, me subí junto con ella, pero ellos seguían conversando ¿Porque lo hacía?
—Luego aquel sujeto no me pagó el servicio señorita ¿Puede creerlo? Se había burlado de mi, a veces los riquillos no saben todo lo que el humilde nos tenemos que esforzar para llegar a casa con dinero —decía mientras manejaba con cuidado.
—Créame que lo comprendo señor —ella parecía entenderse con el—, pero no piense mal tampoco, hay personas con dinero que son muy buenas, yo conozco uno, mi jefe.
—Tiene suerte de tener alguien con tanto dinero y que sea humilde, ya poco a poco se pierden las costumbres y modales —negaba.
—En eso tiene mucha razón —ambos rieron.
Manejó un poco más hasta que llegamos al edificio, el bajo las bolsas con ella, luego le pago y este le dió una tarjeta con su número por si necesitaba algún servicio de taxi a la.hora que fuera, tomé casi todas las bolsas y ambos subimos al piso, al llegar ella abrió la puerta, no había nadie, supongo que Julian no había llegado, coloqué las bolsas en el comedor y ella empezó a ordenar de una vez la comida ¿No se cansa? Pues yo si lo estoy, jamás había hecho las compras con nadie,.de eso se encargaba las sirvientas.
—Por ser tan bueno conmigo el día de hoy, te prepararé algo de comer, claro si quieres —seguía guardando la comida.
—Como sea.
Ella soltó un suspiro, fue hasta su habitación a cambiarse, se había colocado la misma ropa que usaba temprano y empezó a cocinar, tenía curiosidad de saber que prepararía así que me senté en la isla de la cocina a observar lo que estaba haciendo.
Ella lavaba todo lo que usaba para empezar a picar, estaba muy concentrada en lo que hacía, no había detallado su rostro hasta ahora, tiene las cejas enormes, una nariz pequeña, el castaño de su cabello era bonito y su piel era blanca, se veía muy suave, las manos me picaban por querer tocarla.
En serio debo dejar de pensar así...
—¿Te gusta trabajar? —me preguntó sacándome de mis pensamientos estúpidos.
—¿Quieres que sea honesto? —asintió— no me gusta trabajar, odio ese trabajo.
—¿Por qué?
—¡Jah! Cómo que Porque, me molesta estar batiendo mezcla y oyendo órdenes del viejo panzón que huele a cebolla —ella hizo una mueca de asco que me hizo reír—, no estoy acostumbrado a recibir órdenes de nadie, siempre lo he tenido todo, ahora me toca trabajar como un albañil.
—Pues eso no es tan malo como crees, horrible es estar desempleado, eso sí es horrible —picaba las papas que compró—, se que para ustedes es un gran cambio, pero si desean volver a sus cosas solo esfuércense por mejorar su forma de pensar y ver las cosas —me miró—, es difícil que de la noche a la mañana vengan a voltearte todo lo que conoces y a lo que estás acostumbrado, con el tiempo te darás cuenta que no solo el dinero importa si no lo demás, la tranquilidad y compañía no tiene precio creeme.
—Pero me es difícil acostumbrarme a esto, ya no veo a mis amigos.
—¿Amigos? —me sonrió- De esos que están contigo cuando tienes dinero, pero supongo que muchos te dejaron de hablar porqué ya no tienes ¿Cierto?
Joder. Ella tenía mucha razón, no tengo amigos de verdad, solo estaban conmigo por dinero y por tener un puesto en la sociedad. Ahora que mi papá me quitó el dinero, ya ni me hablan.
—Ese tipo de personas no son amigos ¿Sabes lo que es un amigo? Aquel que te escucha y te da un buen consejo, que está a tu lado sin importar que tengas o no dinero, o estatus, amigo es el que está ahí, dándote un aliento, lo mismo aplica para las parejas, es cierto el dinero es importante para muchas cosas, más no compra la felicidad o el amor. Bueno, pero si compra libros que para mí básicamente es felicidad al menos para mi —rió leve.
Creo que juzgue mal a esta chica...
Ella siguió cocinando en silencio, no era para nada incómodo, todo lo contrario, era gratificante verla cocinar con empeño y dedicación, ya veo porque papá decía que ella era muy buena en su trabajo, se nota que es dedicada a lo que hace.
Media hora después la comida estaba lista, ella sirvió y ambos nos sentamos a comer,.y vaya que si estaba delicioso, hace mucho no comía comida casera, en serio que esté pollo en salsa con papa y arroz blanco estaba delicioso, ella se levantó y buscó algo en su bolso, era dinero.
—Ten —lo extendió hacia mi.
—¿Para que o qué?
—Es lo que sobró de las compras, se que diez dólares no es mucho pero, es tu cambio, tómalo.
Con recelo los tomé, la verdad que si me podrían servir para algo.
Terminamos de comer y ella se dispuso a levantar la mesa así que la detuve.
—Yo lavo los platos, ya cocinaste y creo que es más que suficiente ¿no? —ella asintió.
—Gracias, iré a mi habitación a trabajar un poco, si llega Julian, dile que ahí —señaló el microondas—, está su comida, por favor dile que te dinero —la mire confundido— tu y yo compramos la comida, no sería justo que el no aportara un poco, dile que son setenta dólares para pagar los servicios y el Internet.
—No lo recordaba, está bien, si llega se lo diré y —titubee un poco— Emily, gracias por la, por la comida, estuvo deliciosa.
—No hay de que —sonrió— mientras se porten bien conmigo, yo lo haré con ustedes.
Solo asentí y ella se retiró, me dispuse a lavar los platos poco a poco, el departamento estaba en total silencio, me gustaba eso, estaba comenzando a querer esta paz.
La puerta del departamento se abrió dejándome ver a Julian, se veía un poco tomado.
—¿Que haces? —me miró extrañado.
—Lavar los platos —dije obvio.
—¿Por qué? Para eso está la mujer ¿No?
—En el microondas hay comida —ignore por completo lo que me dijo.
Caminó hasta el mismo y sacó la comida sin calentarla y empezó a comer, lo mire detalladamente y si, se veía que estaba un poco ebrio.
—¿Tu cocinaste?
—Lo hizo Emily —seguí con los platos.
—Al menos sabe cocinar —empezó a reír.
No sé por que pero sus comentarios me estaban empezando a molestar.
—Tienes que darme setenta dólares —lo miré.
—¿Para que o que?
—Para pagar los servicios y el internet, Emily y yo fuimos al súper a comprar la comida, así que paga los servicios, sería lo justo —me crucé de brazos.
—Espera espera, espera... ¿Fuiste al súper con ella? —frunció el ceño.
—Si, fuimos a comprar la comida que te estás comiendo.
—¡No lo puedo creer! —empezó a reir— ¿Ahora te llevas bien con esa mujer?
—Julian basta..
—¡Es que es increíble! Te quieres llevar bien con ella ¿Para que? Si por su culpa vivimos aquí, por su culpa estamos sin dinero, por su culpa papá nos tiene trabajando como esclavos —exclamó molesto.
—¡Basta! —alcé la voz— ella no tiene la culpa de nada Julian, la culpa es de nosotros, solo de nosotros, ella no tiene la culpa de que seamos unos malditos egoístas de m****a que todo lo solucionaban con dinero... La vida Julian, es más que ir a fiestas o gastar dinero como locos y creeme que tarde me di cuenta de eso —lo mire serio— estábamos tan acostumbrados a la buena vida que no nos dimos cuenta de que eso nos estaba dañando, ya no somos unos adolescentes, somos unos hombres adultos Julian ¡A-dul-tos! Y ya es hora de poner los pies sobre la tierra.
—No lo puedo creer, ahora estás de su lado, es el colmo Jamie.
—¡No estoy de lado de nadie! ¡Entiéndelo de una buena puta vez! —me estaba alterando— es tiempo de que maduremos Julian, ya basta de comportarse como una sanguijuela queriéndole quitar el dinero a papá, ya basta de seguir siendo la sombra de el, ya no quiero seguir así...
No lo dejé hablar y me encerré en mi habitación, ya me estaba hartando su actitud de niño mimado, ya no quiero ser así, quiero que me reconozcan por quién soy, no mi apellido, ya es hora de cambiar eso.
Ya es tiempo de un cambio...