Julian:
Desperté por unas lindas caricias en mi rostro, eran unas manitas pequeñas, abrí los ojos encontrándome con los grises de mi hija.
—Papi —susurró—, despierta, mami dice que debes trabajar.
—Hola mi amor —sonreí—, ya me levanto, gracias por venir a darme los buenos días.
—No hay de que —dijo orgullosa.
Salió de la habitación y me senté sobre la cama, me talle los ojos para despertar, me fui al baño y me duche, necesitaba hacerlo para sacarme este sueño de encima, le hicimos el amor por casi toda la noche a Emily.
Regresé a mi habitación y está estaba un poco desordenada, recogí un poco y me coloque el traje, ya listo salí a darle los buenos días a mi mujer, que por cierto lucía preciosa en esos Jeans azules y esa blusa de tirantes amarilla y su cabello suelto, joder tengo mucha suerte.
—Buenos días mi amor —sonrió.
¿Cómo puede verse tan hermosa? Dios, como la amo.
Llegué a ella y la besé muchas veces, quería que ella supiera cuánto la amaba.
—¿Por qué tan cariñoso hoy? -rió.
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