Julian:
Desperté por unas lindas caricias en mi rostro, eran unas manitas pequeñas, abrí los ojos encontrándome con los grises de mi hija.
—Papi —susurró—, despierta, mami dice que debes trabajar.
—Hola mi amor —sonreí—, ya me levanto, gracias por venir a darme los buenos días.
—No hay de que —dijo orgullosa.
Salió de la habitación y me senté sobre la cama, me talle los ojos para despertar, me fui al baño y me duche, necesitaba hacerlo para sacarme este sueño de encima, le hicimos el amor por casi toda la noche a Emily.
Regresé a mi habitación y está estaba un poco desordenada, recogí un poco y me coloque el traje, ya listo salí a darle los buenos días a mi mujer, que por cierto lucía preciosa en esos Jeans azules y esa blusa de tirantes amarilla y su cabello suelto, joder tengo mucha suerte.
—Buenos días mi amor —sonrió.
¿Cómo puede verse tan hermosa? Dios, como la amo.
Llegué a ella y la besé muchas veces, quería que ella supiera cuánto la amaba.
—¿Por qué tan cariñoso hoy? -rió.
—Todos los días soy cariñoso contigo —entrecerré los ojos mientras negaba—, solo que hoy amaneciste más hermosa que ayer.
—Gracias —me dió un pico.
—¡Papi! ¿Y yo? ¿Soy hermosa como mi mami?
Fui hasta Emma y la alcé en mis brazos.
—Eres igual de hermosa que tú mami —ella me dió un beso en la mejilla—, ve a comer.
—¿Irás al hospital? —pregunté y me senté en la mesa, ella me dió mi café junto con el desayuno, ya Jamie había terminado.
—Si, Jamie ira conmigo, después pasaremos a la constructora —asentí.
—Hermano, crucemos los dedos para que al menos uno de nosotros sea compatible con Emma.
Asentí y empecé a comer, estaba pensando en eso, que al menos alguno fuésemos compatible con Emma, para al menos asegurar un riñón para ella por si empeora, cosa que no deseo.
Después de desayunar, me despedí de mis chicas y fui a la constructora, Jamie y las chicas fueron en bus, así que tomé el auto.
Hoy tendría mucho trabajo, al igual que Jamie, solo espero que todo salga bien con Emma y esos resultados.
Entré a la constructora y saludé a algunos empleados al igual que mi secretaria, entré a mi oficina y me senté en mi escritorio para encender la computadora y empezar a trabajar.
—Bien, la pastelería de Cassian ya empezó a realizarse —ojee algunos papeles—, la casa de Ulrich estará en un mes o menos -suspiré- esto es demasiado.
A mi oficina entró mi secretaria.
—Señor, el señor Maxwell está aquí ¿Lo hago pasar?
Eso sí me interesa, si está aquí, es porque le tiene noticias.
—Hágalo pasar por favor. —asintió y salió de mi oficina, al poco tiempo entró el con su típico traje y una carpeta en mano.
—Señor Allen —extendió su mano.
—Señor Maxwell, siéntese por favor.
Después de estrecharnos las manos el se sentó frente a mi y sacó los papeles de la carpeta.
—A lo que vine —asentí—, Nico Lotch, actualmente tiene veintisiete años, su lugar de residencia es aquí mismo en Chicago, en Illinois —asentí—, es modelo, hace fotos para revistas homosexuales, tiene en la industria al menos dos años y medio y tiene renombre, se ha vuelto algo famoso en el ámbito y esta es la dirección de su casa —me dió el papel—, no se encuentra en el país debido a su agenda, está en Manchester Londres, trabajando en una sesión de fotos, no tiene pareja, no tiene hijos, vive solo en su casa.
Vaya que el detective Maxwell había hecho un buen trabajo, hasta la foto del tal Nico la tenía. El luego siguió.
—Charlie Jonhson —sacó otro papel—, tiene veintisiete años, vive de igual forma aquí en Chicago, está casado y tiene dos hijos, trabaja de mecánico en el centro —me dió el papel—, se ha habido múltiples denuncias por parte de sus vecinos por ruidos y gritos, por lo que pude investigar, el maltrata a su esposa y se presume que abusa de sus hijos, algo que no se sabe si es cierto o no —asentí—, ha ido a varios centros de rehabilitación ya que es un adicto al crack y es alcohólico, vive de deuda en deuda, está es la dirección de su casa —me dió la dirección.
Maldito infeliz, este es el otro desgraciado que abusó de Emily, no dudo que le haga lo mismo a sus hijos, aunque espero que eso no sea así.
—Por último Alex Morgan —sacó el último papel—, vive en Illinois, específicamente en un barrio algo pobre, tiene veintisiete años, no tiene pareja, no tiene hijos, actualmente trabaja de prostituta en un bar del centro, es una de las más caras del lugar —asentí—, estuvo arrestada en dos ocasiones por acoso sexual hacia dos chicas menores de edad, después alguien llamado Andy Tatum pagó su fianza y los registros fueron eliminados y quedó exonerada de los cargos, vive en un departamento que paga el mismo hombre Andy Tatum, según sus compañeras de trabajo ella está contagiada con VIH pero solo son especulaciones, está es su dirección —me dió el papel.
En serio que escuchar sobre sus patéticas y asquerosas vidas me resulta incómodo y asqueroso, ahora que tengo esta información en mis manos tengo que poner en marcha mi plan.
—Ha hecho un buen trabajo detective Maxwell —asintió—, aquí tiene su paga.
Saqué el sobre con el dinero y se lo entregué.
—Muchas Gracias señor Allen, sabe que puede contar con mi silencio y cuando necesite mis servicios, estaré disponible.
—En ese caso, solo necesito que me averigüe la dirección de Andy Tatum —asintió y anotó.
—¿Solo eso?
—Si, solo eso, espero que la tenga lo más pronto posible.
—Será fácil —se levantó—, lo mantendré informado.
—Muchas Gracias señor Maxwell, cuento con su discreción.
—Así será —estrechamos las manos y salió de mi oficina, guardé las carpetas en mi escritorio y luego entró Jason.
—¿Un cliente?
—No, es un detective privado.
Frunció el ceño —¿Para que o qué?
—Siéntate, tengo que contarte algo importante.
—Claro —se sentó.
—Antes de eso dime algo, ¿Sigues yendo al barrio donde vivías?
—Claro, casi todos los fines de semana voy a visitar a mi madre ¿Por que?
—Verás —me acomodé en mi silla—, necesito contratar a unos tipos para un trabajo, pero no cualquier trabajo, es algo serio y requiere métodos de tortura.
—¿Tortura? Demonios Julian ¿En que estás metido?
—En nada —sonreí— es algo urgente que los busques, es para hacer justicia, pero aplicarla del mismo modo.
—Julian no estoy entendiendo una m****a, por favor, explícame.
—Verás, te diré esto y espero que quede aquí Jason —asintió.
—Claro, sabes que jamás he traicionado tu confianza.
—Bien, hace unos años a Emily la agredieron sexualmente de forma muy grotesca y brutal, ella me dió los nombres de sus agresores y ya se donde viven y quiénes son, como la justicia es una m****a, jamás la ayudarán porque eso fue hace años, además de que no hay pruebas, solo quiero que a ellos le hagan lo mismo que le hicieron a Emily pero de la peor forma —dije serio.
Jason no decía nada, estaba frente a mi totalmente sorprendido, pero después su rostro cambió a molestia.
—Cuenta conmigo para eso, conozco a los tipos indicados para eso, pero te costará dinero.
—No me importa —negué—, solo quiero hacer justicia para Emily, quiero que ella tenga Paz y nosotros también.
El asintió decidido, se que lo que haré no estará bien porque la justicia por mano propia no es buena, pero en estos momentos me importa una m****a, solo quiero hacerlos sufrir de la misma manera o quizá peor de lo que hicieron sufrir a Emily, todo sea por darle la justicia que mi bonita merece.
Todo sea por ella....