Elio llegó a su casa con prisa. Se aseó, se peinó, se perfumó y se puso una de sus tantas playeras negras, pero una limpia, no una del montículo de ropa sudada. Se sentó en su desayunador con el pan que Jazmín le había horneado para él y solo para él.
Cualquiera diría que era un loco. Pero el pan de la hermosa mujer no merecía que unas sucias manos llenas de aceite de motor lo tocaran. Sintió el aroma y su estómago rugió con felicidad. No recordaba la última vez que su cuerpo había probado algo casero y no sabía si lo iba a poder soportar, luego de años de comida instantánea barata.
Cortó una pequeña rebanada, temiendo destrozar la forma de molde y le dio un mordisco. Su cuerpo ronroneó de felicidad. Era exquisito. Su estómago pidió más y en un santiamén se devoró la mitad del pan con una gran sonrisa manchada de migajas.
De repente, golpes a su puerta lo sacaron de su trance.
-Sé que estás ahí, abre la puerta.
Elio siseo y escondió su pan con recelo en la nevera. Luego, abrió la puerta de su monoambiente con fastidio- No recuerdo haberte invitado- Gruñó dejando pasar a su amigo.
-Qué lindo recibimiento, siempre tan cálido.
-¿Qué quieres Adri? Estaba ocupado.
-Oh... ¿te estabas masturbando? - preguntó arrojándose al sillón viejo y roído de su amigo- Espero que no en este sillón.
-Cállate- gruñó sacando dos latas de cerveza de la nevera.
Adri era bastante solitario, tanto como Elio, solo que él había encontrado el amor y ya no estaba solo en ese sucio mundo que odiaba a los marginados como ellos. De hecho, el joven jamás creyó tener un amigo. Pero las vueltas de la vida le dieron una lección y terminaron haciéndose muy cercanos luego de que ambos compraran el mismo CD musical en una disquera del barrio. La música fue lo que los unió y rápidamente ambos se dieron cuenta de que tenían el mismo sueño, producir música y vivir de ello.
-¿Escuchaste mi demo?
-No tuve tiempo. Hazte a un lado- dijo sentándose al lado de su amigo. No había otro lugar más para sentarse que no fuera el suelo.
-Oh vamos, si no tienes nada que hacer después del trabajo. Oh... ¿Acaso conociste a alguien?- Dijo levantando las cejas de forma juguetona.
Las orejas de Elio se pusieron rojas y desvió la mirada con nerviosismo. Tomó de su lata hasta casi terminarla- No.
Adri pareció creerle, o quizás era porque era más probable que hubiera una presidente mujer a el hecho de que Elio Cruz tuviera una pareja- Como sea... escucha el maldito demo, es muy bueno.
-Eso dijiste del último.
-¡Pero este es bueno de verdad!- Protestó
Elio puso los ojos en blanco- Tan solo pon el tema, lo escuchamos ahora.
Emocionado, Adri le dio play a su nuevo tema- Se llama "Soledad"- Dijo con orgullo.
Elio quedó sin aliento mientras escuchaba la suave voz de su amigo relatar la soledad y el odio que él mismo sentía por el mundo. Su vida monótona, la desesperación de que todos los días fueran iguales al anterior, el deseo de que alguien viniera a rescatarlo pero también el miedo de que algún día eso llegara a ocurrir y tuviera que salir de su zona segura.
El rostro de Jazmín apareció en su mente. Su sonrisa de corazón, su aura dorada y alegre, tan distinta a su alma sombría y seca. Tuvo miedo. ¿Realmente esa chica era su salvación del abismo?.
-¿Y? ¿Qué te pareció?- Preguntó su amigo cuando el tema había finalizado pero no había emitido ni una opinión- ¿No está tan bueno verdad?- Suspiró resignado- Supongo que no tengo talento después de todo- rió con amargura.
-Adri- dijo saliendo de su trance- Es hermosa... en serio.
-Solo lo dices porque soy tu amigo.
-Sabes bien que no. Es... diferente, sí. Pero es mucho más genuina a todo lo que has hecho antes-
-¿Realmente lo crees?
-Si alguien te dice lo contrario, no sabe nada de música.
Ambos rieron- Entonces hagamos un brindis.
Los jóvenes chocaron sus latas baratas- ¿y tú? ¿Cómo va tu música?
-Ya lo dejé...
-¿De qué hablas?
-No tiene caso Adri. Tu eres bueno, lo que contaste en la canción fue... profundo. Pero yo... no sé qué contar. No hay nada más...
-Sé que hay mucho que contar- protestó su amigo- Aunque no quieras contarme tu pasado. Sé que hay mucho allí para sacar.
Elio no respondió y tomó otro sorbo de su bebida caliente y asquerosa como su vida.
-¿Realmente quieres pudrirte en estas cuatro paredes llenas de humedad? Vamos Elio, eres más que esto.
El joven se rió, burlándose de las palabras de su amigo- Soy esto, siempre fui esto y así me voy a morir.
Adri puso los ojos en blanco y se levantó del Sillón- Debo volver a casa con mi familia- dijo- Pero te espero mañana en casa para cenar ¿Recuerdas?
Elio no se giró y simplemente levantó su lata en forma de despedida.
-Piénsalo ¿Si? Sé que hay muchas ideas en esa cabecita... No me hagas sacártelas a la fuerza- Sentenció cerrando la puerta del apartamento.
El cuarto quedó en completo silencio y penumbras, ni siquiera tenía ganas de encender las luces. ¿Para qué? ¿Para ver el miserable rostro de un fracasado que tenía miedo de luchar por sus sueños? Prefería hundirse en la oscuridad hasta que se olvidaran de él.
Pensó en Jazmín una última vez antes de dormir y no se sintió merecedor de ni siquiera tenerla en sus sueños. Una persona como ella jamás estaría con un joven como él. Lo mejor era no verla nunca más.
Pero eso no era lo que el destino tenía preparado para él.
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Elio se quitó el sudor de la frente luego de un arduo día reparando coches. Por suerte, había terminado de cambiar la puerta de la 4x4 de los estúpidos pandilleros. Cuanto antes se los sacara de encima, mejor.
Al rato, los escuchó llegar al taller. Ruidosos como siempre. Estuvo a punto de salir a recibirlos, cuando los escuchó conversar. Una charla sin sentido de jóvenes hormonales, de no ser porque nombraron a Jazmín. A su Jazmín.
-Que bien que salimos un rato de la casa... Esa mujer es insoportable. No veo la hora de que tenga a su hijo y deje de llorar.
-¿De qué hablas? Se ve mejor que nunca. Si no fuera la mujer del jefe ya me la habría cogido.
-Mmm si, concuerdo con él. Verla embarazada y apenas pudiendo moverse me calienta aún más. Hasta me hace salivar. La agarraría contra la pared si el jefe no estuviera siempre rondando.
-¿Crees que le entren dos a la vez?
-Yo creo que sí... se hace la inocente siempre con esa carita de estúpida. Pero en realidad es una zorra. De seguro se muere por tener todas nuestras p***as dentro a la vez.
-¿Y en la boca? De seguro también muere por tragarse varias p***as de una sola vez...
Los jóvenes rieron con fuerza. Pero las risas fueron apagadas de golpe cuando el puño de Elio golpeó en el rostro a uno de ellos, mandándolo a volar contra la camioneta.
-¿Qué m****a?- gritó otro de ellos.
-Hijo de p***… ¿Qué m****a te pasa?
-Vuelvan a hablar así de Jazmín y van a terminar todos muertos. -
-¡Ja! ¿Quién te crees que eres? ¿El justiciero de embarazadas?
-De seguro tú también quieres metérsela... No eres distinto a nosotros.
-¡No hablen así de ella!- Gritó abalanzándose contra otro de ellos.
Pero si bien al primero lo había tomado desprevenido. Ahora eran tres contra él y rápidamente lo dejaron en el suelo. Una lluvia de patadas golpearon su pálido cuerpo hasta que se cansaron de jugar con él.
-No vamos a pagarte el maldito arreglo. Que te sirva de lección.- El joven escupió en el rostro de Elio y se fueron en las dos 4x4 dejándolo mal herido en el frío suelo de su taller.