Si bien trató de racionar la comida, terminó devorándose todo esa misma noche. Por lo menos su bebé quedó satisfecha y no sintió malestar por tener el estómago vacío.
Los rayos del sol comenzaron a atravesar las grietas del viejo techo y cayó en la cuenta de que apenas había logrado dormir, por suerte, el sol subió un poco la temperatura y dejó de temblar como una delgada hoja de papel.
Jazmín se mantuvo inmóvil hecha una bolita envuelta debajo de la frazada que le había traído su esposo. No. Él ya no era su esposo, ya no era su hombre, ya no eran nada. Sus esperanzas habían sido pisoteadas y se odió por ser una mala madre, porque estaba segura de que su hija estaba absorbiendo toda la angustia.
¿Cómo se sentiría su hija cuando supiera que su padre la había rechazado? Jazmín acarició su panza por debajo del buzo de Elio- Lo siento bebé, mami hizo lo mejor que pudo. No sé qué va a pasar cuando nazcas, pero prometo darte todo lo que tengo de mí y jamás te va a faltar amor.
La joven ag