Yo no alcancé a procesar ciertamente, con lucidez, lo que Nicolás acababa de decir. Entonces me senté nuevamente en el mueble. Ni siquiera sabía en qué momento me había puesto de pie.
— ¿De qué estás hablando? — comencé a tartamudear, sin saber muy bien cómo expresarme — . Si te refieres al hermano que tenemos en común, él está vivo. La verdad es que no lo conozco, nunca lo he visto, pero sabemos muy bien su ubicación y qué es lo que está haciendo en estos momentos. Lo que te voy a decir va a ser difícil de explicar y lo de una vez…
— Ya deja de decirme mentiras. Confiésamelo todo de una vez.
— Eso es lo que estoy intentando. Cálmate.
Parecía que yo me estaba comenzando a alterar demasiado. ¿Por qué Valentín me diría mentiras? Él le dijo que mi hermano había muerto. ¿Por qué mentiría?
— Hay una razón por la que realmente sé que son los de la navaja suiza los que me quieren muerto. Sé por qué mi hermano comenzó a hacer negocios con ellos.
Mientras hablaba, mi corazón latía cada ve