—Y se adora no solo se crió en el mercado negro —comenzó a contar el hombre. Lo hacía pausadamente, mientras degustaba la cena. Luego hizo una pausa aún más larga mientras terminaba de acabar lo que había en el plato—. Ella nació y se crió aquí por una razón bastante específica.
Parecía que contar aquello le generaba un poco de incomodidad, y yo no pude llegar a entender por qué. ¿Por qué podría incomodarle contar aquella historia? De todas formas, me quedé ahí, más bien paralizada, sin hacer o decir nada.
Elián comenzó a tener sueño, así que lo saqué de la pequeña encimera y lo subí en mi regazo mientras terminaba mi propia cena. Samuel escuchaba todo el testamento en silencio. No había dicho mucho desde que nos habíamos sentado a cenar, y aquello me preocupaba, porque no sabía qué podría estar pasando por la cabeza del hombre. Esperaba que después de que Valentín se fuera, tuviéramos el tiempo para hablar al respecto. Porque, aunque esta era mi pelea, yo lo había involucrado. Esta e