Para Cristian dividir a sus hombres sería complicado. Dejó a la mayoría en la estación de policía para vigilar a Alana, aunque se le hacía extraño, incluso en su mente, pensar en ella de esa forma, porque la había conocido como Luisa. Pero era algo que tenía que aprenderse de una vez por todas. Otro pequeño grupo lo acompañó hacia la casa de la mujer.
De todas formas, Valentín tenía su propio esquema de seguridad. Era extraño, diverso y poco profesional desde la perspectiva de Cristian, pero de todas formas eran útiles. Al menos lo vio humillado lo suficiente cuando habían secuestrado a Alana y su grupo de saltadores de parkour la había rescatado mientras él no había podido hacer nada. Era un hombre que sabía defenderse y eso le pareció interesante. Le hubiese encantado escuchar la historia de cómo se había convertido en el líder de la Navaja Suiza, pero al mismo tiempo sabía que era una organización criminal que estaba en contra de todo lo que él había jurado defender.
Entonces, ¿por