Valentín nos dio por un estrecho pasillo que estaba en la puerta de atrás de aquella edificación. Sinceramente no pensé que pudiera albergar algo importante, literalmente parecía simplemente una bodega casi abandonada. Pero en el momento en el que terminamos de cruzar el pasillo comprobé que, en efecto, había algo ahí.

Después de abrir una puerta accedimos a una habitación estrecha, llena de suplementos médicos que se veían en perfectas condiciones. La habitación contrastaba terriblemente con la fachada del edificio, que se veía desgastada y vieja. Esta se veía perfectamente moderna, con una cámara de seguridad que titilaba en un color rojo intenso.

Entonces yo señalé a Valentín.

— De eso se trata — me dijo él con seguridad — . Mi contacto silenciará estas cámaras de seguridad por un largo rato. Espero que nos dé el tiempo suficiente para entrar y salir sin que seamos detectados. Ya lo he hecho un par de veces, pero desde que secuestré el clon de Olivera las medidas de seguridad mej