RACHEL MONROY
En completo silencio, Shawn me llevó en sus brazos, mientras yo me acurrucaba en su pecho, sintiendo su respiración.
Cuando llegamos a mi habitación, me depositó con cuidado en la cama, quedándose en la orilla. Me quitó con cuidado el botín para revisar mi tobillo inflamado. En ningún momento levantó la mirada hacia mí y eso me rompió el corazón.
—Lo que hiciste fue muy peligroso… —susurró mientras sus manos se deslizaban por mi piel—. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera intervenido? ¿Qué hubiera pasado si ese hombre te hubiera llevado ebria a su cuarto?
Con cada palabra podía notar como se molestaba cada vez más.
—¡¿Qué carajos fue lo que pasó?! —gruñó y por fin sus ojos se posaron en los míos—. Me repudias, pero bailas para otros hombres, moviéndote encima de esa barra como si fueras un maldito trozo de carne. ¡¿Qué fue eso?! ¡¿En qué estabas pensando?!
Inhalé profundamente, pero en vez de decir algo, solo se me llenaron los ojos de lágrimas y se me fue el aliento. Ce