DAMIÁN ASHFORD
Su cuerpo se tensó y de inmediato corrió para dejar un folder sobre el escritorio. Arqueé una ceja antes de abrirlo con mi mano libre. Entonces la vi, era Andy en fotografías y documentos aparentemente importantes.
—Yo… quería encontrar algo con qué destruirla, en verdad… estaba desesperada. Tú madre me dijo que si quería que volviera a acogerme a mí y a mi hijo, entonces tenía que ayudarla a destruirlos y sinceramente… me agradó la idea —confesó apretando las mandíbulas antes de tragar saliva—. Me comprometí a buscar algo que pudiera usar en contra de Andy, quería convencer a tu madre de que podía recuperarte, de que podías volver a ser su hijo y mi prometido, de que las cosas se podían arreglar si quitábamos a Andy de la ecuación.
El documento que me presentaba estaba… ¿alterado? Porque tenía muchos espacios vacíos, contradicciones. Era como si Andy, antes de cumplir 18 y entrar a la universidad, no existiera.
—Su pasado es difuso… extraño… —susurró con cierto grado