SHAWN ROBERTS
Nick inició la llamada mientras yo me abrochaba las mangas de la camisa. Sentada en el borde de la cama, Gina mantenía su computadora sobre el regazo, mientras tecleaba con habilidad, esperando, hasta que por fin contestaron.
—¡Hola! Muy buenas tardes. Hablo del despacho del señor Ashford, ¿me comunico con la licenciada Rachel Monroy? —saludó Nick con ese tono de locutor antes de posar sus ojos en Gina quien asintió. Había comenzado a triangular la llamada.
—Lo siento, ella no se encuentra disponible en este momento —respondió Alexei. Su voz sonaba como si apenas estuviera despertando después de una noche de excesos y resaca.
—Pero… ¿si es el número correcto? —preguntó Nick con esa amabilidad hipócrita que lo caracterizaba—. Me urge comunicarme con ella y últimamente no he podido.
—Porque siempre llaman cuando estamos muy ocupados —agregó Alexei con tono burlón—. No puede contestarte en este momento. Está agotada por la noche que pasamos.
¡Maldito mentiroso! ¡Sí estab