SHAWN ROBERTS
—Rachel, ella no es Sugar, es solo una compañera de trabajo, no fue quien me mandó los mensajes —dije con las palabras atropelladas, desesperado por no perderla.
—Sí, ella es solo Gina, nuestra compañera de trabajo, yo soy Sugar —intervino Nick al notar que todo se estaba saliendo de control.
—¡Sí! ¡Sugar es hombre! —exclamé señalando a Nick, cuando vi que el rostro de Rachel pasó de confusión a asco e indignación.
—¡Si te gustan los hombres, ¿por qué me buscaste?! —gritó furiosa y entonces sentí el peso de mis palabras—. Con mayor razón aléjate de mí.
De esa manera dio media vuelta, indignada, dejándome congelado y sintiéndome estúpido.
—¡No! ¡No me gustan los hombres! ¡No me estás entendiendo! —grité, pero ya era demasiado tarde, Rachel se alejaba por el pasillo con paso presuroso.
—Les dije que sus jueguitos homosexuales no eran buena idea —susurró Gina desde el interior, mientras yo sentía que el alma abandonaba mi cuerpo.
—Quita esa cara de idiota y ve tras ella