RACHEL MONROY
Esa fue la primera vez en mucho tiempo que pude dormir profundamente sin tener pesadillas o despertarme a mitad de la noche. Los brazos de Shawn me daban calor y confort, mientras que los latidos de su corazón se volvieron una canción de cuna que me acompañó a cada minuto.
Mi mano se posó sobre su pecho, acariciando sus cicatrices con ternura, hasta que sentí unas bolitas metálicas que me hicieron abrir los ojos. Era la cadena de su placa. Shawn aún estaba dormido y no sintió cuando la comencé a revisar con atención y con una sonrisa por saber un poco más sobre él.
Shawn Roberts, acaricie su nombre grabado en el metal. Después vi su fecha de nacimiento y me quedé sorprendida, incluso levanté un poco mi cabeza para verlo dormir, ¿en verdad era tan viejo? ¡No me refería a que fuera un anciano!, pero jamás había salido con un hombre que me llevara tantos años y él no los aparentaba.
Antes de soltar su placa, repasé los números de su matrícula. ¿Por qué? No lo sabía. Solo